La petrolera española Repsol ha anunciado que ha encontrado unos 1200 millones de barriles de crudo en la zona norte de Alaska, la mayoría en tierra, pero incluye sectores del mar Ártico sobre los que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el expresidente norteamericano, Barack Obama, establecieron a final de la legislatura un precedente histórico: cualquier actividad comercial en las regiones árticas de estos países tendrá que estar en línea con los objetivos climáticos internacionales y estará sujeta a un “test climático”, informa Greenpeace.
Para tomar esta decisión, el expresidente de EE. UU. aplicó una disposición de una ley de 1953, la Ley de Plataforma Continental Exterior, que confiere la potestad al presidente para bloquear de forma indefinida perforaciones petroleras y gasísticas en algunas aguas controladas por el Gobierno Federal estadounidense. El actual presidente de EE. UU. Donald Trump necesitaría revocar esta Ley de 1953 para licitar nuevas concesiones en el medio marino del Ártico.
Según Greenpeace, la petrolera Repsol sigue ajena al cambio de modelo necesario para combatir el cambio climático y lleva activa desde 2008 en Alaska. De momento, el Estado de Alaska no ha otorgado la licencia necesaria para la extracción de crudo de este sector del que Repsol es propietaria al 25 %.
Según un estudio de la ONG Oil Change International, si la comunidad internacional se toma en serio no permitir que la temperatura global aumente más de 1,5ºC ningún gobierno debería permitir construir nuevas infraestructuras ligadas a la exploración, explotación y transporte de combustibles fósiles como el petróleo, por lo que obviamente los 1,2 millones de barriles de crudo no se deben llegar a extraer y quemar.
“La explotación de crudo carece de licencia. Este crudo es una bomba climática, por lo que celebrar su hallazgo es celebrar cómo una compañía privada se va enriquecer a costa de las víctimas del cambio climático”, ha declarado Pilar Marcos, portavoz de Greenpeace.
Precisamente Repsol junto a Chevron, ExxonMobil, BP o Shell están siendo investigadas en Filipinas por una Comisión de Derechos Humanos por los efectos devastadores producidos por las emisiones de estas empresas de combustibles fósiles, que van desde el ascenso de las temperaturas, hasta sequías o fenómenos meteorológicos extremos como el tifón Yolanda (Haiyan) que dejó 11 millones de personas damnificadas y más de 6300 muertes.