Las autoridades holandesas han retenido en la frontera miles de cajas de huevos que iban a ser consumidas en el mercado alemán gracias al Servicio holandés de Seguridad Alimentaria, que ha desaconsejado el consumo de huevos por culpa de un pesticida que está prohibido en el país.

Aproximadamente un millar de granjas avícolas nacionales han descubierto que existen altas concentraciones de este producto en 28 remesas de huevos marcados, nocivos para los niños y perjudiciales para los adultos. Todo empezó con la partida investigada que habría sido desinsectada por la empresa ChickFriend, y habría utilizado para ello una posible mezcla de fipronil con otra sustancia legal para mejorar sus efectos. Esta mezcla comercializada en Bélgica ocasionó el cierre de varias granjas avícolas en 2016.
Las gallinas podrían poner huevos contaminados durante meses, y por tanto, todas las cajas han sido retiradas de los supermercados y se ha considerado que es necesario hacer una alerta alimentaria a toda la Unión Europea, independientemente de la retirada y retención de los huevos en la frontera.
Si hubiera consumido algún huevo con fipronil, los síntomas iniciales serían dolores de cabeza fuertes, náuseas, sudoración excesiva, y un daño renal y hepático de origen desconocido. Debe hacerse constar cuando se acuda a urgencias ante el posible contagio por la ingesta de huevos contaminados.



