Siempre nos han dicho que el ozono puede actuar como depurador del aire viciado.
Sin embargo, cuando está muy concentrado –en el tiempo y en algún lugar espacial preciso– puede resultar perjudicial para la salud.
De modo que la revista cultural que se publicó en España durante cinco años (1975-1979) y que se llamó así, Ozono, (como ese gas o molécula formada por tres átomos de oxígeno) vivió y sobrevivió durante aquella etapa como literatura y metáfora de las mejores virtudes de esa sustancia.
Fue un período más breve de lo que habríamos deseado, pero quizá por eso mismo funcionó muy bien como medicina mental colectiva.
Así quedó reflejado en el acto sobre Ozono que tuvo lugar en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) el lunes 22 de mayo de 2023, presentado por Alfonso Sánchez (exRNE, excorresponsal en Bruselas).
Ahí se presentó un libro –44 años después de que desapareciera la revista– en donde se reviven portadas, artículos, críticas, personajes e ideas que participaron en aquella rica experiencia periodística y literaria.
Como el gas del mismo nombre, Ozono actuó entonces como un desinfectante contra algunos dolorosos sectarismos (a veces, cercanos) y contra las adherencias culturales de la dictadura.
«Era todo menos una publicación sectaria», resumió en algún momento Alfonso González Calero, quien fuera editor junto a Víctor Claudín de las páginas de Ozono.
De la pérdida de perspectiva histórica respecto a la Transición desde el franquismo, habló Concha Martín Perpiñán, ginecóloga, quien formó parte del equipo de implicados en aquella aventura cultural. Recordó que las mujeres no podían abrir una cuenta corriente sin permiso del marido, no podían sacarse el pasaporte ni trabajar sin el mismo permiso, no tenían derecho a anticonceptivos, la posibilidad de abortar estaba penada con años de cárcel, etc, etc.
Fue en medio de aquel sistema destructivo en el que el feminismo y los derechos de las mujeres tuvieron que abrirse paso «dando codazos a derecha e izquierda», según vívida descripción de Concha Martín Perpiñán. Ella misma recuerda en un texto del libro actual el duro recorrido –inconcluso– hacia la igualdad y los objetivos que el movimiento feminista tiene aún pendientes.
Otro interviniente vinculado a Ozono, Félix Maraña, rechazó que la revisión de la revista en forma de libro enorme tenga que ver con «la nostalgia del pasado sino con la nostalgia del futuro» al que siempre hay que aspirar.
Entre el casi centenar de asistentes al acto de la APM, hubo un buen grupo de viejos colaboradores. Entre ellos, también intervinieron José Luis Martín Palacín, María Antonia García de León, Mariano Navarro y Antonio Gómez.
Al repasar las portadas contenidas en el volumen Ozono, un sueño alternativo 1975-1979 (que así se titula el libro), le ha dado algún vuelco el ánimo a quien suscribe este texto. Y no importa que no firmara en aquella revista.
Porque varios de los nombres de escritores, críticos e intelectuales (entonces jóvenes) que pasaron por Ozono compartieron otros espacios y revistas. En la APM, citaron El Viejo Topo, Ajoblanco, Star, Cuadernos para el Diálogo, Vindicación Feminista, La Calle, Bicicleta, Butifarra y otras publicaciones que existieron al mismo tiempo que vivía Ozono y que desaparecieron –más o menos– al mismo tiempo: entre 1979 y 1982.
Hubo otras muchas revistas en aquella explosión periodística increíble y quien firma este texto no puede dejar de recordar (entre aquellas voces periodísticas hoy olvidadas) a la revista Saida (1977-1979), con páginas más militantes, desde luego, pero donde la cultura tenía también un buen espacio en el que algunos como Rafa Chirbes, Ana Puértolas, Jesús González Requena o Paco Almazán, también firmaban regularmente.
Sirvan estos pocos ejemplos para reafirmar todos aquellos océanos de creatividad múltiple que no merecen el olvido.
La galaxia de escritores y autores que firmaron en Ozono resulta hoy impresionante por el impacto mediático y literario que muchos de ellos tuvieron después.
Imposible citarlos a todos.
A vuela pluma, González Calero responde así a nuestra pregunta sobre ese largo listado, sobre el libro y la revisión de la historia de la revista que ese volumen representa:
– En el libro «Ozono, un sueño alternativo 1975-1979» han colaborado más de cuarenta personas con textos de dos tipos: los más numerosos, recordando su paso por la revista y la huella que Ozono pudo dejar en aquellos años iniciales de la Transición.
Los otros, con semblanzas o perfiles de colaboradores de Ozono que ya no están entre nosotros: José Miguel Ullán; Alberto Corazón; Francisco Almazán; Juan Goytisolo; Carlos Álvarez; Rafael Chirbes; Mario Merlino; José Ángel Crespo, Eduardo Haro Ibars; René Palacios More; Manuel Leguineche, Mauro González Ruano y José Mª Martín Triana.
Además de esos artículos, el libro incluye las portadas y sumarios completos de los cincuenta números que llegamos a publicar de Ozono; y en cada uno de ellos, la reproducción de un artículo significativo, en formato facsímil, al mismo tamaño que tenían en la revista original.
En la prehistoria de Ozono (heredera a su vez de otra revista, Apuntes Universitarios) estuvo ese gran personaje radiofónico llamado Juan de Pablos, a quien acompañaron en aquel primer recorrido Diego Manrique, Carlos Finaly y Gonzalo García Pelayo.
A partir del número seis, el director fue Alfonso González Calero, siempre del brazo amigo de Víctor Claudín.
En definitiva, fueron páginas y páginas convertidas en un buen depurador cultural de la primera etapa de la Transición española a la democracia, tan exageradamente alabada durante más de tres décadas como cuestionada a veces más tarde mediante una sorprendente pérdida de perspectiva.
Volver hoy a las páginas de Ozono no es un mal método para curarnos de algunos de los extravíos y de ciertos relatos precipitados que ahora pretenden confundirnos.
FICHA TÉCNICA:
- OZONO, un sueño alternativo 1975-1979
- ISBN: 078-84-126318-4-5
- Edita: Almud, Ediciones de Castilla-La Mancha
- Colección Miscelánea
- Formato: 23x32cm;
- 320 páginas; Todo color
- 320 páginas
- Precio: 30 euros (Enlace para compra)
- Este libro ha contado para su edición con una ayuda de la Fundación Iberoamericana de las Industrias Culturales y Creativas (FIBICC)
