Y así es cómo hemos pasado del 15M a la “Risacracia”, un estado manipulador en el que los híper-mega-acaudalados se ríen de las circunstancias, viviendo con todo lujo, muy por encima de las posibilidades del resto del mundo.
Mientras que las personas precarizadas sobreviven como pueden y las dejan, unas empantalladas incendiando las redes sociales, otras contentas y felices como perdices, otras perplejas… y algunas que otras, riéndose de los cuentos chinos de los ricachones y secuaces, entre ellos la clase política.
Pero se oye decir que viene otra crisis, ¡ah! ¡¿Es que se fue la “primera”?!
Mucus, la inteligencia mocarra esputa:
Queremos estar contentos
ya no nos creemos sus cuentos.
Las personas conscientes tienen prisa,
por implantar a tiempo completo
la solidaridad, el sentido del humor y la risa.
Y por bandera
la libertad de pensamiento
y sentimiento
superando toda ceguera.