El 15 de octubre de 2014 asesinaron en Reynosa, cabeza de partido de Tamaulipas, estado fronterizo con Texas, a la médico mexicana María del Rosario Fuentes Rubio, quien había denunciado en Twitter a los narcotraficantes de la zona.
María del Rosario escribía regularmente en la página “Valor por Tamaulipas», que en Facebook tiene más de millón de abonados, y administraba la red independiente de periodismo participativo “Responsabilidad por Tamaulipas”, creada hace dos años por un grupo de periodistas y ciudadanos para informar acerca de las actividades de los narcos en la región. En Twitter era @Miut3 y como “Felina” firmaba los textos de denuncia de los grupos criminales.
En un artículo escrito para el diario italiano La Repubblica, y traducido al francés por el semanario Courrier International, Roberto Saviano -autor de Gomorra, periodista y escritor amenazado de muerte por la camorra napolitana, que lleva varios años viviendo con vigilancia permanente y en 2014 ha publicado una investigación sobre el narcotráfico mexicano; en Italia el libro se titula Zero zero zero, y en otros países lleva el título Extra Pura– cuenta la historia de Maria Rosario y explica como los ciberactivista mexicanos se juegan la vida en su lucha digital contra las mafias, poderosas y muy violentas. Aunque, según Saviano, también los narcos temen las informaciones que circulan en Internet sobre ellos.
Maria Rosario acudía a su trabajo, a primeras horas de la tarde del 15 de octubre, cuando fue secuestrada por unos hombres armados que la subieron a una camioneta y se dieron a la fuga. Al día siguiente, en su cuenta de Twitter aparecieron dos fotografías: en una miraba fijamente al objetivo, en la otra estaba tendida en el suelo con el rostro ensangrentado. “Sus agresores –ha escrito Saviano- consiguieron (quizá torturándola para conseguir que les diera la contraseña) piratear su perfil y colgar un mensaje acompañando a las fotos: A mis amigos y a mi familia: mi verdadero nombre es María del Rosario Fuentes Rubio. Soy médico. Hoy termina mi vida. Solo me queda decir una cosa: no cometáis el mismo error que yo. No se gana nada con ello. Al contrario, ahora me doy cuenta de que voy a morir por nada. Están más cerca de nosotros de lo que podáis pensar. Cerrad vuestras cuentas (de Internet), no pongáis en peligro a vuestros allegados como he hecho yo. Les pido perdón”. Los narcotraficantes, dice Saviano, eligieron cuidadosamente las palabras, para desanimar a periodistas y familiares y hacer que se extienda la desconfianza por toda la población, que nadie se fíe de nadie.
María Rosario no es la primera víctima de los narcos en su guerra contra quienes les denuncian en la red. En septiembre de 2011, un hombre de 25 años y una mujer de 28 aparecieron ahorcados, colgando de un puente en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo. Pocos días después, en Tamaulipas y a los pies de una estatua de Cristobal Colón aparecieron, separados, el cuerpo y la cabeza de la Nena de Laredo, Marisol Macías Castañeda, quien utilizaba diversos pseudónimos, tanto en el periódico local Primera Hora, donde trabajaba, como en las redes sociales, para denunciar a los cárteles”. Junto a los restos había unos cascos, un CD y un teclado de ordenador.
«Ejecutando a María Rosario –finaliza Saviano- los narcos consagran sin equívocos un nuevo método de intimidación: quien les toque morirá. Incluso aunque sea en las redes sociales (…) Las manifestaciones en México (por los estudiantes desaparecidos) demuestran claramente que la sociedad civil está harta. Harta de vivir en estado de sitio. Harta de esta guerra que nunca aparece en la primera página de los periódicos, pero asedia –y militariza- su existencia. Harta de no poder confiar en nadie, ni siquiera en las fuerzas del orden, ni en las autoridades, ni en los internautas que navegan por Twitter o Facebook. Cualquier puede ser un narcotraficante. Cualquiera puede acabar en manos de los cárteles. Nadie está seguro en este México donde se han esfumado 43 estudiantes. Donde se mata por un tweet”.
Para desgracia del mexicano sus presidentes de ayer y de hoy no pasa nada y es que ellos solo están para enriquecerse, dejar al País con deudas billonarias y no existe la justicia, ahí brilla la Impunidad, ellos a volar y vivir ricamente en el extranjero, si no fuese por los periodistas valientes que dan a conocer estos dramas tan terribles a pesar del peligro.