La importancia de la vacunación y los riesgos que se contraen al no hacerlo ha hecho que el sarampión, una enfermedad controlada repuntara el año pasado tras haber alcanzado hace dos años su mínimo histórico.
Cerca de 20.000 personas afectadas y 35 muertes en Europa hace que consideremos que el virus vuelve y lo hace con fuerza. La gravedad del virus del sarampión es prevenible si nos vacunamos según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS); dado que esta enfermedad está asociada a países en donde es mortal y sucede precisamente porque no se vacunan los niños y tienen falta de recursos.
El repunte en los países europeos viene dado por la impopular moda de no vacunar a los niños porque es más sano; concepto absolutamente negativo a la hora de preguntarse años después qué es lo que tendría que haber hecho en el caso de una polio, un sarampión u otras enfermedades que son incurables si se contraen.
En España el repunte nos ha dado datos negativos en torno a este virus ya que ha habido unos 300 casos en 2011 frente a los 3.500 en 2016 y 160 en 2017. En este país es obligatorio el calendario de vacunación y existen tasas de cobertura con la triple vírica (sarampión, rubéola y parotiditis); que normalmente se realiza hasta en un 94 % de los casos.
Los brotes epidémicos que pueden suceder junto con el contagio a personas no vacunadas es altísimo ya que alcanza el 100 %. Es decir si una persona con sarampión se acerca a una que no está vacunada el contagio es inmediato. Según los datos que aporta la OMS, antes de la obligatoriedad de la vacuna, existían cerca de 2.5 millones de muertes al año. Los brotes y la muerte por contagio han caído por debajo de los 100.000 pero no debemos bajar la guardia. Quizá se le ha perdido respeto a la enfermedad y ahora se habla con normalidad; «tiene sarampión» como si fuera un catarro común. Al igual que una gripe mal curada puede ser mortal, un sarampión en un organismo bajo de defensas y sin vacunar puede desarrollar otras enfermedades.
Las complicaciones del sarampión que no todo el mundo conoce son la ceguera, la encefalitis con edema cerebral, la diarrea grave, neumonía e infecciones de oído.
Los pediatras consideran que el sarampión está en fase de erradicación si bien es fundamental aislar al enfermo y prevenir la transmisión de la misma. Si se le ha detectado debe comunicarlo al servicio nacional de salud pública para que se de cuenta del brote en determinada comunidad autónoma.
La decisión de los padres de no vacunar a sus hijos se debe a que manejan una equivocada información que les lleva a pensar que existe una baja prevalencia o simplemente que está erradicada y no es cierto en ninguno de los casos. Incluso existe un colectivo de padres que junta a niños no contagiados con otros que padecen el virus para hacer fiestas llamadas «measles parties». Así pasan jugando juntos el proceso virico. Esto realmente es un fracaso y no debería suceder dado que la propagación del virus también sucede en adultos y es muy complicado manejar este virus pasados los 30 años.
Las vacunas funcionan y han demostrado ser la medida costo efectiva utilizada en la salud pública que realmente da resultados. Lo mejor es estar vacunado ya que el virus no descansa y siempre está buscando a su próximo paciente.