Era el año 1981, un 23 de Febrero, un tarde cualquiera a las seis de la tarde…
Manuel Barriopedro @EFEEl fotoperiodismo entonces se encarnó en las personas de Hernández de León y Barriopedro. Dos «foteros» que cámara en mano, pudieron hacerse con los carretes que daban testimonio al asalto al congreso. Un Tejero que hacía poco tiempo que había entrevistado Manolín, como era conocido el fotógrafo de EFE que miraba como si le reconociera, a ese hombre que en apenas unos minutos cargaba consigo lo que tuvo lugar aquel día para siempre. Tiros al aire, pistola en mano y todos al suelo como en las películas que alguna vez pudimos haber visto en la televisión. La democracia temblaba; ellos, no.
Manuel Hernández de León @EFEEse periodismo que hoy no existe porque no se habla de información ni tampoco se busca la imagen. Todo vale y en el todo se entremezcla lo bueno de los que insisten en quedarse con la mejor profesión del mundo; esa que nos hace percibir lo que está, intuír lo que va a pasar y soñar con lo que pasará. El periodismo en un día como hoy, dio la vuelta al mundo y se describió la hazaña, algo más que profesional de dos hombres que ya están en los libros de los universitarios que se sumergen en las entrañas de este turbio oficio de valientes.
35 años de aquel día, unos calzoncillos y un apretón, pudieron hacer que Manuel Hernández de León fuera acompañado por la benemérita a ese lugar en donde todo el mundo debe ir llegado el caso, el excusado… Su ingenio, su habilidad y su don de gentes, supieron convencer al hombre del tricornio para que le acompañara. Allí, pudo rebobinar ese carrete que posteriormente alojaría en sálvese el lugar.
De ahí, a las manos de Ansón, que como presidente de EFE, se mantuvo sentado esperando a que llegaran. Llegaron y pudo revelarse con revelador, paro y fijador ese carrete que daría todas las imágenes que conocemos hoy. Todas las que se dieron a la prensa; todas las que se publicaron ese día, porque fueron todas. No había otra elección, no hubo otra elección que la de permanecer fieles a la profesión, allí, sin dejar de disparar la escena; cámara versus pistola. Y ellos dos los hicieron. Barriopedro optó por el zapato. Un clásico para llevar un carrete llegado el caso…
El Congreso de los Diputados iba a investir a Leopoldo Calvo-Sotelo presidente del Gobierno y a las 18,22 horas, al ir a emitir su voto el diputado socialista, Manuel Núñez-Encabo, se inició la llamada Operación Duque de Ahumada, en referencia al que fuera fundador del cuerpo. ¡Quieto todo el mundo!
Manuel Hernández de León @EFEEn ese momento, todos los allí presentes se tiraron al suelo. Todos menos un Suárez que permaneció expectante como presidente del Gobierno y máximo responsable de la nación que también con valentía fue a ver cómo zarandeaban a Gutiérrez Mellado.
Luego vinieron las palabras de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos que hicieron que todos volvieran a creer en la democracia de nuevo. Una gran contradicción tantos años después, cuando el mismo día, acaso, también con asuntos de estado que tienen que ver con la corrupción que nos invade, el yerno del actual rey, hijo del anterior, se libra de la cárcel y pasa a la historia junto con este acontecimiento histórico que hoy, ya es una efeméride.
A todos los hombres de bien, a todos los que lucharon por el fotoperiodismo de esa generación y a los dos hombres más valientes de la agencia EFE, gracias en nombre del periodismo, en nombre de los periodistas, en nombre de la libertad de prensa.
Gracias colegas, gracias por enseñarnos aún qué es el periodismo; el fotoperiodismo. Los dos Manolos entraron a formar parte de la historia del periodismo, con dos cojones, como diría Cela.
[…] como José Barriopedro, quien inmortalizó el asalto al Congreso de los Diputados el 23-F y convirtió una de sus […]