La Sociedad Española de Cardiología (SEC), aconseja practicar sexo hasta en la edad senil, de acuerdo con el ritmo de cada persona, dado que es enormemente beneficioso para la salud en general, porque quema calorías; reduce el estrés y favorece la salud emocional entre otros beneficios, según se constata en varios estudios.
La oxitocina, llamada también, hormona del amor, se libera tras producirse el acercamiento a la pareja y aunque es conocida solamente por su presencia durante el parto y la lactancia, los hombres también acusan de su existencia cuando se sienten enamorados. Por otro lado, la adrenalina, mantiene el estado de alerta que hace que la excitación perdure y la serotonina, nos mantiene felices hasta el nuevo encuentro. Un coctel verdaderamente excitante si hablamos de salud tanto física como mental que no debemos obviar ni con la edad. Las endorfinas, por otro lado, actúan como opiáceos y la sensación de bienestar es intensa por lo que además, las personas que practican sexo, raramente tienen depresión.
Según los datos publicados en The American Journal of Cardiology, las personas que mantienen relaciones habitualmente tienen hasta un 50 % menos de probabilidades de sufrir un infarto, frente a los que lo practican solo una vez al mes. La falta de orgasmos, la ansiedad, el estrés y otras manifestaciones nerviosas producen un mayor riesgo cardiovascular frente a la excitación cardiológica producida por el sexo.
La mejora de la circulación sanguínea evita de igual forma, la coagulación de la sangre y la musculatura en general está en forma, porque estamos activos buena parte del mes. De la misma manera, enfermedades tales como la osteoporosis, la demencia y otras enfermedades relacionadas con la mente se mantienen a raya con la práctica sexual habitual.
Por ello, tanto los problemas cardiovasculares como otros analizados además, de la reducción del riesgo de sufrir un ictus, se demuestra con la práctica sexual a partir de los 60 años de forma activa. Eso, junto a la protección frente al cáncer de próstata, la incontinencia porque mantiene el tono muscular, y el dolor de huesos, porque se producen más estrógenos, permite que las personas sexualmente activas tengan necesariamente mejor envejecimiento frente a las que no lo practican nunca.
De la misma manera, según otro estudio elaborado en la universidad de Princeton, publicado en Plos One, la estimulación y el crecimiento de las neuronas alejan al paciente de enfermedades relativas a la memoria y al declive propio del envejecimiento. El sexo activa el flujo sanguíneo en el cerebro y mejora los niveles de oxígeno, algo fundamental para el funcionamiento de las neuronas. La testosterona permite una mayor concentración y tiempo de reacción ante los estímulos, con lo cual, es evidente que mejorará sustancialmente si lo practica.
La actividad sexual en general, previene de igual forma de varias enfermedades dado que se elevan los niveles de inmunoglobulina y se mantienen a raya muchas enfermedades, además de ser un analgésico natural dado que inhibe la emisión de los neurotransmisores responsables del dolor desde la médula espinal opr lo que no llegan al cerebro las señales que activan el dolor.