La sinovitis supone una inflamación en la membrana sinovial que se encuentra dentro de la cápsula articular que engloba las articulaciones; la unión de dos huesos que posibilita el movimiento y lubrica los huesos.
Cuando hablamos de sinovitis, hablamos de artritis también, que puede ser aguda o crónica según su duración. Esta está ocasionada por enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, el lupus o la psoriais o por depósitos de cristales, infecciones de bacterias u hongos o bien por traumatismos. Si tenemos diagnosticada una sinovitis sabemos que en reposo entre un mes y seis meses, con un tratamiento antiinflamatorio aliviaremos los dolores. En casos agudos, es posible que el médico le haya pautado una artrocentesis, es decir, pinchar la articulación y sacar el líquido para aliviar el dolor de una forma casi inmediata.
Tras una sinovitis aguda que se resuelve bien, no solemos tener secuelas pero tras una artritis traumática es posible que persista el dolor porque se hayan producido daños mecánicos estructurales internos. En cualquier caso, la vigilancia del paciente, comprobar los niveles de vitamina D y ver si existen otras causas como la gota o la enfermedad reumática de diversa etiología.
Si además tenemos una producción excesiva de ácido úrico, o bien el depósito de los cristales en la articulación se debiera a la ingesta de alcohol, a la tensión alta o a una insuficiencia renal crónica, hablaríamos de una sinovitis como consecuencia de otras patologías.
Tener lesiones por sinovitis tanto en la cadera, rodilla, pie o tobillo, suele obedecer no a una enfermedad crónica sino al uso y abuso de la articulación por la repetición de movimientos, normalmente en deportistas de élite. En el resto de los casos, tendremos que acudir a un reumatólogo para que determine la causa, vea la etiología de la enfermedad y averigüe con el factor reumático si se está organizando un cuadro que tenga que ver con alguna enfermedad reumática. En cualquier caso, y en todas las situaciones, cuando la sinovitis debute tenemos que acudir al médico y nunca debemos automedicarnos con antiinflamatorios o corticoides.