Luis de Luis [1]
La destrucción o la fagocitación de la persona amada ¿puede haber otra manera de ejercer el amor total? ¿de demostrarlo? ¿de sentirlo? Esta pregunta yace en tantos textos de Strindberg. Textos en los que el amor se convierte en un malsano ejercicio de poder, en un podrido afán de dominio, que condiciona, limita y configura las relaciones … ¿es inevitable? ¿debe ser así?. Como la voluntad de Schopenhauer, como el subconsciente de Freud, el amor no deja de ser para Strinberg una pulsión inevitable que, llevada a sus últimas consecuencias, se convierte en aniquiladora y arrolladora.
Strindberg sabía de lo que hablaba. Como una cobaya humana vivió su literatura, experimentó en carne, o emoción, propia, la intensidad de las pasiones que recorren sus textos como una maldición, como un sino, como, en cierto sentido, un destino.
En “Acreedores”, una (solo aparentemente) pieza de teatro de cámara, un juguete para las tablas, August Strindberg pone en marcha un preciso mecanismo de relojería en que cada tic tac , gradúa cada segundo de una venganza emocional, de un acoso y derribo psíquico.
Andrés Rus dirige y organiza esta partida de caza evitando, con sumo cuidado caer en la pompa y circunstancia, en que la palabra quede vacía y rimbombante y, por tanto, hueca… en definitiva, inútil.
Tanto el director como los excepcionales intérpretes saben que es necesaria mucha naturalidad para llevar a cabo este texto y, al tiempo, deben evitar la banalidad y la trascendencia dejando, con mucho cuidado, que fluya, sutil, un aire de amenaza, de destrucción. Al fin y al cabo, el espectador será testigo privilegiado a la destrucción de una pareja; mediante la aniquilación de cada uno de sus miembros
Así, José Emilio Vera se convierte en un Fausto laico y educado, para dar vida a Gustaf un civilizado seductor que, con taimada estrategia, envuelve, en dudas y certezas a Adolf a quien Chema Coloma otorga extrema vulnerabilidad y desvalimiento.
Entre ambos se halla en juego Tekla, la mujer que ambos quieren poseer, la mujer que ninguno posee. Fresca, inocente, intuitiva e inteligente Elda García-Posada llena de firmeza y personalidad a esa mujer que quiere ser ella misma y escapar de los duelos mentales y la evisceración emocional que supone enfrentarse a corazón abierto a ambos hombres.
“Acreedores” es un “pas a troix” que se ejecuta a corazón abierto, entre dependencias y chantajes emocionales, entre recuerdos y complicidades, entre culpas, remordimientos y odios o. si quiere, amor puro y destilado; por extraño que parezca.
“Acreedores” es, en definitiva, teatro sin máscaras, teatro puro, teatro del mejor.
- Luis de Luis Otero es crítico teatral
FICHA ARTÍSTICA
- Autoría: August Strindberg
Versión: Elda García-Posada
Dirección: Andrés Rus
Intérpretes: Chema Coloma, Elda García y José Emilio Vera
Asistente a la dirección artística: Diego Quirós
Diseño de iluminación: Sara Moyano
Diseño de escenografía: Calibán Teatro
Dramaturgia: Elda García-Posada y Andrés Rus
Producción: Calibán Teatro
Colabora: Nueve Norte