Madre adolescente, Suzanne (Sara Forestier), como el personaje de la canción de Leonard Cohen, vive con su padre camionero y su hermana Marie (Adéle Handel, merecido Cesar a la mejor actriz secundaria de 2013 por este personaje), de la que es inseparable hasta que su vida da un giro completo cuando se enamora de Julien, un delincuente de poca monta que la arrastra en su deriva. Después vienen la huida, la cárcel, el trapicheo y el amor loco que le lleva a abandonarlo todo, incluido al niño.
Delicado drama familiar con final relativamente feliz, Suzanne es la historia emocionante de una juventud que se busca y no consigue encontrarse, representada por esta chica que pasa ante nuestra vista de la adolescencia a todo lo madura que hoy se puede ser a los treinta años, más o menos.
Segundo largometraje de la realizadora Katell Quillévéré (el anterior, Un veneno violento) en el que lo más destacable son los cambios (de ánimo, de actitud, de expresión) que experimenta la protagonista a medida que la vida le va pasando por encima, y que se cierra en una impresionante versión de la canción de Cohen, interpretada por Nina Simone, sobre los créditos de la pantalla. No hay que levantarse de la butaca hasta que no pare la música.
La película es Suzanne –niña en una función de escuela, adolescente encinta, joven huída, adulta antes de tiempo- pero es también Suzanne y su hermana, trabajadora, su igual y su contrario, Suzanne y su padre, Suzanne y ese último novio, delincuente de tres al cuarto con cara de ángel del que se enamora sin explicación, porque hay muchas cosas en la vida que no se explican y, otro acierto de la dirección, salir discretamente de los momentos que se pueden hacer incómodos, como cuando el padre sabe que la chica de 17 años está embarazada y no pregunta de quien, sino por qué; y la respuesta es porque me apetece.
El punto de referencia, casi se diría que el puerto de atraque, de esas vidas atrapadas en lo que algunos llamarían destino o mala suerte y otros locura inconsciente o decisiones irreflexivas, es la reincidencia en acudir al cementerio, a la tumba de una madre fallecida demasiado pronto, para llevar unas flores, quitar el polvo a la lápida y, en la niñez, incluso merendar al lado.
Suzanne es la segunda película del ciclo mensual Cine francés inédito que se proyecta este otoño en los cines Verdi, de Madrid. Puede verse, en un pase único, el jueves 2 de octubre de 2014.