Luis de Luis[1]
Inma González deja que se obre el prodigio y, a la vista de todos, desaparece para que aparezca en el escenario su abuelo, Manuel Díaz González. Cede su cuerpo y su mirada, su espíritu y su voz para que cuente su historia, la historia del preso 9031, la historia de un crío de 19 años en 1939 a quien le fue arrebatada su juventud por «eso que los saben lo que dicen» (los que dicen que lo saben) llaman Historia con mayúsculas para llevarle por una aventura por los campos de concentración que plagaban la Europa nazi .
E Inma y Manuel cuentan su historia (ordenada, decantada, depurada con sensibilidad extremada por Pilar G. Almansa) como el cuento que contaría un abuelo a su nieta: con un cierto descaro, haciendo el horror un poco de menos, despreciando la truculencia, atenuando el dolor, plagándola de anécdotas, buscando la complicidad, guiñando los ojos, dando la palmada en el hombro, mientras brilla la sonrisa y el sentido común, y la verdad sincera y honrada.
E Inma y Manuel cuentan su historia con el poder del recuerdo y el carisma de palabras que, aun ateridas, relucen en torno a una escalera de mano por la que Inma y Manuel se subirán y bajarán, elásticos y líquidos como duendes que dejan todo perdido de polvo de hada, para convertirla en camastro y refugio, tejado y parapeto, cárcel y trinchera, barraca y atalaya, sobre todo atalaya, desde la que ondean tenaces e intensos, vibrantes y furiosos, la formidable y elocuente bandera blanca –una y otra vez, una y otra vez– en honor de quienes no se volverán a poner los zapatos, en honor de quienes han sobrevivido para contar su emocionada y emocionante historia, y lo hicieron. Alguien tenía que hacerlo.
Gracias.
- Luis de Luis es crítico teatral
Ficha técnica
- DIRECCIÓN Y DRAMATURGIA
Pilar G. Almansa - INTÉRPRETE
Inma González - ESPACIO ESCÉNICO
Pilar G. Almansa e Inma González - PRODUCCIÓN
Trajín Teatro - TEATRO TRAJÍN: Madrid (España)