Luis de Luis[1]
Una suave luz azul, sorprendentemente cálida y acogedora, invade el escenario para recibir, junto a una cerradísima ovación del público, a la enorme Nuria Espert. Va a recitar – no, como bien se apresura a dejar claro, Nuria Espert va a decir a Federico García Lorca y, para ello, lo primero, es sentirse en casa y hacer que los espectadores también lo hagan, algo que consigue la Gran Dama derramando, contenida, naturalidad y simpatía por el patio de butacas del teatro La Abadía de Madrid, se convierte en anfitriona de este poderoso espectáculo.
Buscando la complicada sencillez, apoyado solo en los necesarios y sobrios efectos de sonido (la versión de La Canción del Jinete de Paco Ibáñez , latidos y cabalgadas) y luz (que subrayan los estados de ánimo y deslindan los comentarios y recitados). Lluis Pascual y Nuria Espert han decidido seguir las instrucciones de Federico García Lorca o, lo que es lo mismo, tomar sus reflexiones sobre el “Romancero Gitano”, como guía o molde la función y despojar a los poemas de folclorismos, tópicos y andalucismos – tan facilones como manidos y, en última instancia, falsos – para devolver al texto su condición de poema de la verdadera Andalucía y a Lorca de su verdadero poeta ( por si quedará alguna duda Espert intercala con palabra dulce y contenido uno de los Sonetos del Amor Oscuro como prueba).
Así, por obvio que pudiera parecer, el “Romancero Gitano” se convierte en romancero y sus poemas en romances, es decir, cuentan una historia, a veces cuentan un cuento, a veces una leyenda; a veces, invocan; a veces evocan …
Así, Espert desaparece en los poemas y – poseída, arrebatada – se volverá viento rijoso en “Preciosa y el aire”, luna inevitable en el “Romance de la luna, luna”; sabia y serena alabará a San Gabriel, seria y sombría recordará la muerte del Camborio y convocará la aparición del Amargo; fatalista y serena aceptará la “Reyerta” y con ira contenida desgranará el “Romance de la Guardia Civil” para, fascinada, celebrar el misterio del celebérrimo “Romance sonámbulo” y desesperada, trágica e iracunda, estallar, en el largo lamento de esa afligida plegaria que es el “Grito hacia Roma” (de “Poeta en Nueva York”) hasta que hace que explote “la oscura raíz del grito” por todos los rincones del teatro.
Solo queda ponerse en pie y aplaudir, hasta que las manos dejen de doler.
- Luis de Luis es crítico teatral.
FICHA ARTÍSTICA
- Reparto: Nuria Espert
Dirección: Lluis Pascual
Diseño de iluminación: Pascal Mérat
Diseño de sonido: Roc Mateu
Producción ejecutiva: Alicia Moreno
Fotografías: Sergio Parra
Ayudante de dirección: Catalina Pretelt