Temor de más autoritarismo en El Salvador tras la arrasadora victoria de Bukele

El presidente Nayib Bukele arrasó en las elecciones presidenciales en El Salvador del 4 de febrero, favorecido por el voto de la población que le agradeció por desarticular las temidas pandillas, mientras la oposición política quedó más diezmada que nunca, sin posibilidades de frenar su deriva autoritaria, informa Edgardo Ayala (IPS) desde San Salvador.

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Nayib Bukele vota en San Salvador 4FEB2024 © Nuevas Ideas

El triunfo de Bukele en los comicios presidenciales, donde él mismo anticipó que superaba 85 de los votos, también catapultó a su partido, Nuevas Ideas, en las elecciones parlamentarias, al lograr una mayoría más arrolladora aún de la que tenía, en la unicameral Asamblea Legislativa.

De un padrón de 6,2 millones de electores, oficialmente el Tribunal Supremo Electoral (TSE) tenía 31,49 de las actas procesadas del voto presidencial a primera hora de este lunes 5 de febrero 2024. En tanto, Nuevas Ideas contabilizaba ya 1,6 millones de votos con 70 por ciento del escrutinio realzado, mientras su más cercano seguidor, el Frente Farabundo Martí para la Liberación (FMLN), apenas lograba algo más de 110.000.

«Tenemos que seguir la tendencia del país de tener frenadas a las maras (pandillas), y la prosperidad que tiene el país», dijo a IPS Daisy Lewis, en un claro apoyo hacia Bukele, mientras buscaba la urna donde le correspondía votar el domingo, en San Salvador, la capital del país.

Lewis estaba acompañada por su esposo, el estadounidense Danny Lewis, originario del estado de Kentucky, quien aseguró que el presidente salvadoreño ha hecho más por El Salvador que las últimas cinco presidencias combinadas. «Es más seguro, es evidente que ha hecho mucho por el país», acotó.

Los esposos Lewis, tras más de treinta años de residir en Estados Unidos, viven en El Salvador desde hace año y medio.

Ficha cantada

«La jornada electoral que vimos ayer domingo era lo que se esperaba, esta es una victoria anunciada, no había posibilidad ninguna de perder», dijo a IPS el analista Jorge Villacorta.

Según Villacorta, algunas maniobras legales impulsadas por el oficialismo, como la reducción de diputados de 84 a 60 o el cambio de mecanismo para ganarse las curules en la Asamblea Legislativa, aseguraban una mayor concentración del poder por Bukele.

El analista sumó la propia torpeza de una oposición que no logró unificarse para lanzar una candidatura única, partidos que nunca levantaron cabeza, con candidatos desconocidos, sin carisma y sin propuestas.

Y, por supuesto, un factor importante en el triunfo electoral del domingo fue el éxito gubernamental en su lucha contra las pandillas.

«Ha tenido el apoyo popular como resultado del éxito de encarcelamiento y prácticamente eliminación de la operaciones de las pandillas, ese éxito hace que la población definitivamente lo premie… el daño que causaban estos grupos pandilleriles era espantoso», acotó Villacorta.

El mandatario salvadoreño, de 42 años, llegó al poder en junio de 2019 y su mandato culmina el 31 de mayo. Su candidatura para la reelección continua, ahora ganada, estuvo marcada por una agria polémica legal, pues algunos artículos de la Constitución de la República prohíben la reelección continua, el más tajante de todos, el 75.

Ese texto detalla explícitamente las razones para perder la ciudadanía: «Los que suscriban actas, proclamas o adhesiones para promover o apoyar la reelección o la continuación del Presidente de la República, o empleen medios directos encaminados a ese fin.»

El estilo de gobernar de Bukele, autoritario, que se salta normas por aquí y por allá, atrajo la mirada de la comunidad internacional, que advertía de una tendencia hacia un modelo de corte dictatorial, que aunque aún no se materializa, tampoco se descarta que suceda.

Villacorta lo tiene claro: «Definitivamente, vamos hacia una dictadura, sin ninguna duda», y retomó unas afirmaciones recientes hechas en una red social por el vicepresidente de la República, el abogado Félix Ulloa, en las que señaló que en el país no se estaba desmantelando la democracia, sino eliminándola.

El mensaje habría sido borrado, aparentemente, pues ya no se puede encontrar.

Preguntado al respecto, Bukele dijo en una conferencia, la tarde del domingo, que él no apoyaría reformas a la Constitución que establezcan una reelección indefinida, aunque también había asegurado, como candidato a las elecciones de 2019, que la reelección continua no era posible, pero luego cambió de opinión.

Triunfo desde el palco

En la noche del domingo, cuando el tribunal electoral no había divulgado cifras oficiales de los resultados, Bukele anunciaba en su cuenta de X que, según sus propias mediciones, él había ganado la reelección y su partido, arrasado en la Asamblea.

«De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85 por ciento de los votos y un mínimo de 58 de 60 diputados de la Asamblea». Y agregaba: «Nos vemos a las 9:00 pm frente al Palacio Nacional».

Más tarde, a las nueve de la noche, una multitud celebró el triunfo mientras Bukele, junto a su esposa, lanzaba un discurso en el que intentó justificar las medidas que ha tomado para frenar a las pandillas, su mayor logro.

«El pueblo dijo (en las urnas): queremos continuar con el camino que llevamos», aseguró Bukele, junto a su esposa, desde el balcón del Palacio Nacional, en el centro de San Salvador, la capital del país.

«Estamos a punto de ganar la guerra contra las pandillas», agregó, en referencia a los grupos criminales que infundieron terror en la población desde mediados de los años noventa, y que llegaron a controlar el 85 por ciento del territorio del país, con unos 70.000 miembros y 500.000 colaboradores.

Se sabe que, aunque con casi nula operatividad, aún hay remanentes de pandilleros en algunos sectores del país, pero el fenómeno como tal, que controlaba el territorio y asesinaba a mansalva, en efecto ha desaparecido y eso se palpa en el territorio.

En marzo de 2022, el gobierno de Bukele puso en marcha un régimen de excepción que suspendió varias garantías constitucionales para enfrentar a esos grupos, con capturas masivas, pero las redadas también se llevaron de encuentro a personas inocentes, como lo han documentado organizaciones de derechos humanos.

Unas 76.000 personas han sido detenidas en el contexto del régimen de excepción.

Aunque reportes periodísticos señalaron que Bukele había pactado con los líderes de pandillas, para bajar los niveles de homicidios, como lo hicieron políticos de gobiernos pasados, en algún momento esa negociación se rompió y el presidente inició la persecución de pandilleros.

El Salvador llegó a ser en 2015 el país más violento del mundo, con una tasa, altísima de 106 homicidios por cada cien mil habitantes, durante la gestión del exguerrillero Salvador Sánchez Cerén, del FMLN.

El 2023 cerró con 2,4 homicidios por cada cien mil habitantes, según cifras oficiales, lo que llevó a Bukele a asegurar desde el balcón del Palacio Nacional que «El Salvador es el país más seguro de todo el hemisferio occidental».

Esa reducción en los homicidios y el desmantelamiento de las actividades criminales de las pandillas ha sido bien visto por la población, como lo afirmaron sondeos de opinión previo a los comicios de este domingo, y como lo están confirmado los resultados obtenidos por Nuevas Ideas.

Poco peso tuvo en la población el discurso de la oposición, que se centró en hacer ver la ilegalidad de Bukele en postularse a una reelección continua y en el riesgo de caer en una dictadura, temas que para la mayoría no eran tan vitales como ser asesinado o extorsionado por un pandillero.

«Si vemos que las cosas van bien, entonces ¿por qué no seguir así?», se preguntó la doctora en medicina Karen Meléndez, cerca del centro de votación donde votaría Bukele, en la capital salvadoreña, en entrevista con IPS.

Y agregó: «No veo a mal una reelección si vemos muchas cosas favorables, como por ejemplo eso que se ha dado con las pandillas, he venido para hacer valer nuestro derecho como ciudadana, estamos en un país libre, tranquilo».

En el mismo tono se pronunció Sandro Rodríguez, un vendedor ambulante de «minutas», como se conoce en El Salvador a los raspados de hielo endulzados con jaleas de sabores.

«Creo que el presidente va a seguir haciendo lo que ha comenzado, acabar con las pandillas, lo ha hecho con palabras y con hechos, y gracias a él estamos mejor», señaló a IPS.

Rodríguez, sirviendo sus «minutas» a transeúntes, en una acera de la avenida Roosevelt, en San Salvador, detalló que las pandillas lo extorsionaban con unos 60 dólares al mes, dinero que debía pagar para que no lo asesinaran a él o a alguno de sus cinco hijos. Ahora ya no paga esa extorsión.

«Ahora estoy tranquilo, sabiendo que mis hijos van más seguros a la escuela», contó.

El analista Villacorta afirmó que la oposición fue bastante insensible al desestimar la importancia que para la población tiene el tema de la seguridad y el de desmontar la actividad de las pandillas.

«Aquellos que directamente no sufrimos el daño de las maras, creo que no valoramos en verdad todo lo que significaba para la gente que sí lo sufría», subrayó.

Bukele, desde el balcón del Palacio Nacional, dijo, alegre: «En los próximos cinco años, esperen a ver lo que vamos a hacer», y tras el cierre del evento sonó en el sistema de sonido, una y otra vez, el hit de la banda de rock estadounidense REM: «Este es el final del mundo como lo conocemos».

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