La abrumadora cifra de 186.000 muertos en Gaza -frente a la oficial de más de 38.000- ha resucitado las acusaciones de genocidio y crímenes de guerra en la devastadora guerra de nueve meses entre Israel y el grupo islamista Hamás, sin señales de alto el fuego, informa Thalif Deen (IPS) desde Naciones Unidas.
Las nuevas estimaciones proceden de la británica The Lancet, una de las más prestigiosas revistas médicas del mundo y de revisión por sus pares.
Según el artículo, titulado «Counting the Deaths in Gaza: Difficult but Essential (Contar las muertes en Gaza: difícil pero esencial)», las muertes indirectas oscilan entre tres y quince veces el número de muertes directas.
«Aplicando una estimación conservadora de cuatro muertes indirectas por cada muerte directa a las 37.396 muertes registradas, no es inverosímil calcular que hasta 186.000 o incluso más muertes podrían atribuirse al actual conflicto en Gaza», según The Lancet.
Los asesinatos desproporcionados en Gaza son una represalia por los 1200 asesinados por Hamás dentro de Israel el 7 de octubre, que provocó la ofensiva del gobierno de Benjamin Netanyahu sobre la franja.
Simon Adams, presidente y director general del Centro para las Víctimas de la Tortura, la mayor organización internacional que trata a supervivientes y aboga por el fin de la tortura en todo el mundo, dijo a IPS que «desde el comienzo de esta guerra, las operaciones militares de Israel en Gaza han violado sistemáticamente los principios jurídicos internacionales de distinción, proporcionalidad y precaución».
«El resultado ha sido un sufrimiento civil incalculable en Gazaó», aseguró.
Resaltó que es imposible tener un número exacto de víctimas mortales cuando hay tantos cadáveres aún bajo los escombros, o literalmente despedazados porque Israel sigue llevando a cabo ataques aéreos contra edificios residenciales, hospitales e incluso escuelas de las Naciones Unidas donde se refugian civiles desplazados y vulnerables.
«El castigo colectivo del gobierno israelí al pueblo palestino es un crimen de guerra. Sus acciones han hecho imposible proporcionar un número exacto de víctimas mortales. Pero, desde luego, confío más en el razonamiento científico de The Lancet que en cualquier comunicado de prensa de las Fuerzas de Defensa israelíes», dijo Adams.
Sarah Leah Whitson, directora ejecutiva de Democracia para el Mundo Árabe Ahora (Dawn, en inglés), dijo a IPS que las estimaciones de mortalidad relacionadas con los conflictos son la metodología estándar para determinar las muertes reales resultantes de una guerra, y tristemente han sido demasiado precisas.
«Si Israel continúa con sus bombardeos indiscriminados y hambreando al pueblo palestino, podemos esperar que la cifra real de muertos supere los doscientos mil, por no hablar de los cientos de miles de heridos y traumatizados que sufrirán durante décadas», afirmó.
Nihal Awad, director ejecutivo nacional del Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (Cair, en inglés), declaró: «Todos sabemos que el número real de víctimas mortales del genocidio israelí en Gaza es mucho mayor de lo que se ha informado».
Añadió que «estos nuevos datos de respetados investigadores añaden una prueba más de que se está produciendo un genocidio en Gaza y de que es necesaria una acción internacional para poner fin al sufrimiento y hacer justicia al pueblo palestino».
Este número realista de víctimas mortales, señaló, está respaldado por los nuevos informes que indican que las fuerzas israelíes tienen libertad para matar civiles y destruir viviendas a su antojo, sin ninguna de las normas de enfrentamiento exigidas por el derecho internacional.
Insistió que el gobierno estadounidense de Joe Biden, «que está permitiendo el genocidio, la limpieza étnica y la hambruna forzosa, debe actuar para detener este creciente horror».
Consideró que las nuevas cifras de The Lancet, que calculan casi ocho por ciento de la población de Gaza asesinada, equivaldrían a unos veintiséis millones de estadounidenses asesinados, o casi toda la población del estado de Texas.
«El presidente Biden y su administración han suministrado armas a Israel para que cometa este horrible genocidio y han obstaculizado cualquier rendición de cuentas por parte de Israel», remarcó Awad.
Preguntado el martes 9 por las conclusiones de The Lancet, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo que las Naciones Unidas no han tenido participación en el estudio.
Y añadió: «Creo que no es descabellado pensar que las cifras sean probablemente inferiores a las reales, dado que aún no se han retirado los escombros. Pero sea cual sea la cifra de la que hablemos, es trágica, abrumadora e incluso difícil de imaginar».
The Lancet afirma que utilizar la estimación de población de la Franja de Gaza de 2022 de 2.375.259 personas se traduciría en un siete a nueve por ciento de la población total de la Franja de Gaza.
Un informe del 7 de febrero de 2024, cuando la cifra directa de muertos era de 28.000, estimaba que sin un alto el fuego se producirían entre 58.260 muertes (sin epidemia ni escalada) y 85.750 muertes (si se produjeran ambas) para el 6 de agosto de 2024, recuerda The Lancet, que tiene unos estándares extremadamente altos para sus artículos de investigación.
Según The Lancet, los conflictos armados tienen repercusiones sanitarias indirectas que van más allá del daño directo de la violencia. Aunque el conflicto termine inmediatamente, seguirá habiendo muchas muertes indirectas en los próximos meses y años por causas como las enfermedades reproductivas, transmisibles y no transmisibles.
Se espera que el número total de víctimas mortales sea elevado dada la intensidad de este conflicto; la destrucción de las infraestructuras sanitarias; la grave escasez de alimentos, agua y refugio; la imposibilidad de la población de huir a lugares seguros.
También influye la pérdida de financiación de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa), una de las pocas organizaciones humanitarias que siguen activas en la Franja de Gaza.
Por ello, es esencial un alto el fuego inmediato y urgente en la Franja, acompañado de medidas que permitan la distribución de suministros médicos, alimentos, agua potable y otros recursos para las necesidades humanas básicas.
Al mismo tiempo, es necesario registrar la magnitud y la naturaleza del sufrimiento en este conflicto. Documentar la escala real es crucial para garantizar la responsabilidad histórica y reconocer el coste total de la guerra. También es un requisito legal.
Las medidas provisionales establecidas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en enero de 2024 exigen que Israel «adopte medidas eficaces para impedir la destrucción y garantizar la conservación de las pruebas relacionadas con las denuncias de actos comprendidos en el ámbito de aplicación de… la Convención sobre el Genocidio».