The Ysaÿe Sonatas: violín y naturaleza en un CD de Pablo Suárez

El violinista madrileño Pablo Suárez Calero ha presentado su segundo CD,  ‘The Ysaÿe Sonatas’, nuevo registro del sello Solé Recordings con el que ofrece la integral de las Seis sonatas para violín solo, op. 27 de Eugene Ysaÿe, quizás la colección a solo más célebre y programada de la literatura violinística universal (junto con las Sonatas y partitas de Bach, con las que se muestra un gran paralelismo).

ysaye-caratula-cd-pablo-suarez The Ysaÿe Sonatas: violín y naturaleza en un CD de Pablo Suárez

Este disco es la segunda grabación de Suárez, que se estrenó con Las cuatro estaciones de Vivaldi, y con ella quiere cerrar un ciclo en el que aspira a dejar, según sus propias palabras, «su huella dactilar», un propósito personal con el que paga un merecido tributo a sus profesores de violín quienes tanto le inculcaron la necesidad de un estilo propio y característico a la hora de interpretar, así como la necesidad de dejar su impronta en los sonidos y no sólo en la puesta en escena.

En la presentación, en La Quinta de Mahler de Madrid el jueves 6 de abril de 2017, le acompañaron el musicógrafo Abelardo Martín Ruiz, coautor de las notas al disco junto con Stefano Russomanno y el ingeniero de la grabación, Marco Penaría. Y al iniciarse la presentación y antes de empezar a hablar, interpretó íntegra en directo la quinta sonata de Ysaÿe, incluida en el disco.

Eugene Ysaÿe  (Lieja 1858-1931) es considerado el mayor violinista del mundo y uno de los mayores virtuosos de dicho instrumento. Iniciado en el Romanticismo francés, faceta en la que destaca por su desarrollo armónico, ya en su madurez compuso las Sonatas para violín solo, op. 27, en las que se muestra como un maestro del Expresionista. Ysaÿe ha sido considerado por ello, y por su semejanza con Bach, como un barroco del siglo XX.

De ahí que Suárez, en el momento de realizar la grabación, eligiera para ello no un estudio de grabación sino el interior de la iglesia  asturiana de San Andrés de Bedriñana, entorno muy acorde con el espíritu de Ysaÿe, un autor al que considera «tan catedralicio». En dicho entorno se añaden, además, los sonidos del paisaje (una sierra lejana, un perro ladrando) que aportan un elemento natural a la grabación que encaja muy bien en su autor, como una especie de humanización conectada con el entorno.

Para la grabación en la iglesia usó un instrumento del siglo XVIII (un Testore, de Milán), algo que le permitió recrearse en lo que el instrumento aportaba, más frío que el que tocó en La Quinta de Mahler, también del XVIII pero de Nápones (un Galiano).

Suárez está culminando en la actualidad estudios historicistas sobre el mismo autor, para los que se sirve de instrumentos de cuerdas fabricadas con tripas, como en la época de Ysaÿe, quien, como curiosidad, nunca interpretó sus Sonatas al tratarse de unas de sus últimas creaciones.

Para Abelardo Martín Ruiz, coautor de las notas al disco, “las Seis sonatas para violín solo, op. 27 (1923) del violinista belga Eugène Ysaÿe configuran, junto con las Seis sonatas y partitas para violín solo (1720) del compositor alemán Johann Sebastian Bach, el compendio más representativo de música compuesta para este instrumento de forma individual en la producción de nuestra tradición musical occidental, conformando del mismo modo unas colecciones determinantes para el desarrollo técnico de un nuevo lenguaje violinístico en el que, circunscribiendo en todo momento tanto la estructura como la forma a las características estilísticas de cada período histórico, destaca de manera particular la profusión en el tratamiento polifónico de un discurso melódico para un instrumento conceptuado originalmente desde una perspectiva monódica”.

Pablo Suárez Calero es miembro fundador del Ensemble Präeteritum, conjunto que se presenta en festivales en toda España.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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