Thiago de Mello: el poeta de la amazonía y la libertad

Se que para muchos españoles es un desconocido, por eso quiero presentarles al poeta brasileiro Thiago de Mello, el poeta de la foresta, defensor de su Amazonía natal, defensor de los derechos humanos, de los indígenas y de la libertad.

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Amadeu Thiago de Mello

Nació el 30 de marzo de 1926 en Barreirinha, en Amazonia, y murió recientemente el 14 de enero de 2022. Con su muerte volvieron los recuerdos de cuando lo conocí en los años ochenta, en Río de Janeiro, rodeado de estudiantes y público, era un icono de la lírica brasilera y una emblema de la defensa de la Amazonia. 

De pequeño vivió en Manaus, capital de Amazonas, luego se trasladó a Río de Janeiro donde siguió estudios de Medicina para abandonarlos y dedicarse a la poesía. Fue director cultural de la Ciudad de Río de Janeiro en 1957, diplomático en Bolivia y Perú entre 1959 y1960 y en Chile en 1964. En 1968, por razones políticas se exilió en Chile, después de haber estado preso. En el exilio, participó en comisiones de derechos humanos que le permitieron viajar por el mundo. 

Su primer libro Silencio y palabra de 1951 y luego La leyenda de la rosa de 1956, lo ubicaron en el panorama cultural brasilero junto a Manuel Bandeira, Sergio Millet, Alvaro Lins y Tristão de Ataide, entre los más representativos de su época, formando parte de esa generación del 45, llamada postmoderna, que buscaba la voz del Brasil profundo. 

Esta oscuro pero yo canto (1966) y Los estatutos del hombre (1977) fueron los poemas que le dieron fama, por su oposición a la dictadura de Getulio Vargas y a todas las dictaduras. Fue, justamente en el exilio chileno, donde escribe Los estatutos del hombre.

Los Estatutos del Hombre (fragmento)
Traducción de Mario Benedetti.

Artículo uno

Queda decretado que ahora vale la vida,
Que ahora vale la verdad,
Y que de manos dadas
Trabajaremos todos por la vida verdadera.

Artículo dos

Queda decretado que todos los días de la semana,
Inclusive los martes más grises,
Tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.

Artículo tres

Queda decretado que, a partir de este instante,
Habrá girasoles en todas las ventanas,
Que los girasoles tendrán derecho
A abrirse dentro de la sombra;
Y que las ventanas deben permanecer el día entero
Abiertas para el verde donde crece la esperanza.

Artículo cuatro

Queda decretado que el hombre
No precisará nunca mas
Dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre
Como la palmera confía en el viento,
Como el viento confía en el aire,
Como el aire confía en el campo azul del cielo. 

Regresó a Brasil en 1978 y se instaló en su pueblo natal del Amazonas. Con su cara de indio, su manera de hablar pausada, se convierte en figura relevante de la literatura amazónica, participa en coloquios y seminarios, estimula concursos de literatura y no deja de escribir.

Aparecen sus libros de poesías: A cançao do amor armado (1966), Poesia comprometida com a minha vida e a tua vida (1975), Mormaço da foresta (1984), Manaus, Amor y Memoria,1984, escrita en prosa, también en prosa es su Amazonia, patria de agua de 1991, y Amazonia la niña de los ojos del mundo de 1992.

Tradujo a los poetas Cesar Vallejo, Ernesto Cardenal, Nicolás Guillén, Eliseo Diego, y de Pablo Neruda quien fue su amigo hasta su muerte.

Escribió un libro sobre Jorge Luis Borges, en 1993, Borges a la luz de Borges. Lo une a Borges la poesía cívica, del ciudadano que busca una sociedad mejor a partir de la ética personal, la confianza en el otro y el respeto a la justicia. 

En su pueblo fundó el grupo de narradores «Los compañeros de la esperanza», leyendo a los poetas Drumond, Pessoa, Cardozo, Cabral y otros, alentó los «Coloquios de la poesía de la Amazonia» y estimuló la literatura regional.

Cuando venía a Río de Janeiro, era un acontecimiento, y pude así gozar de sus conferencias y de una conversación personal en la que me dijo que él no escribía para los intelectuales sino para el pueblo. Que su poesía surgía de la naturaleza, de esa comunicación que tenía con la foresta. Que había aprendido a leer con su madre y que fue una maestra de escuela la que le enseñó el amor a la lectura.

Recuerdo su alegría al saber mi interés por el Amazonas, me contó que el Amazonas tiene una literatura propia y que en la selva crecen miles de cuentos e historias. Me dijo que yo debía ir a Amazonia y sentir la selva inmensa, solo así podría comprender. Cuando conocí la Amazonas, entendí su mensaje. 

Thiago era como un chamán, vestido de blanco, siempre soñando con un Brasil luminoso; vivía la poesía, no solo la escribía; había sabiduría en su decir. Sus poemas se convirtieron en canciones y se grabaron sus poesías, leídas por él, como un juglar moderno.

Para los latinoamericanos se nos fue el poeta de la selva, el guru del sol y la justicia, una voz poética que no se ató a ideologías ni a doctrinas, que voló como los pájaros en libertad sobre el gran mar verde amazónico y la inmensidad del cielo de Brazil.

Gracias querido Thiago de Mello por tus bellos poemas. 

FILHO DA FORESTA, ÁGUA E MADEIRA

Filho da foresta,
água e madeira
Vão na luz dos meus olhos,
E explicam este jeito meu de amar as estrelas
E de carregar nos ombros a esperança.

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