Sí hace 45 años, hubiera podido escribir como ahora lo hago con toda libertad, seguramente no estaríamos en la situación de crispación que vivimos los capitalinos este 2 de octubre de 2013.
La inmensa mayoría de los que se manifestaron en la calles de la Capital de todos los mexicanos, en recuerdo de los horrendos hechos en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, pese a los excesos, no resta la repulsa presente a lo acontecido hace nueve quinquenios.
Como lo hemos escrito en otras ocasiones en forma precisa, cuando teníamos la grave responsabilidad de la dirección periodística de INFORMEX, la primera agencia noticiosa mexicana, siempre nos manifestamos con la verdad.
Por ello mismo, fuimos detenidos por agentes de la Secretaría de Gobernación, no sé si fuimos secuestrados o presentados, pero la verdad es que nadie nos puede pagar, mínimo, el temor que vivimos en esas horas de zozobra.
Nuestro único pecado, fue haber transmitido por XEW y Radio Mil una entrevista que realizó el que fuera estupendo reportero, Raúl Cruz Zapata a uno de los principales líderes del Movimiento del 68, Marcelino Perello.
Hoy recorrí, como todo reportero, algunas calles donde se desarrolló lo que se dijo, era una marcha conmemorativa del 45 aniversario de la matanza de estudiantes en Tlatelolco, propiciada por el presidente mexicano más intransigente de la última mitad del Siglo pasado.
Nosotros que vivimos esa crueldad, que vimos llegar a los reporteros llorando por la masacre a la redacción y que tuvimos que calmarlos para que escribieran sus notas, siempre pusieron de relieve que la marcha y el mitin en la Plaza de la tres Culturas fueron pacíficos, en cambio los que dispararon contra la concentración fueron los uniformados.
Hoy las marchas y los plantones, por desgracia, reflejan otra realidad, los actos de barbarie, de encono y de agresión es por parte de algunos marchistas. Algunos los identifican como el Grupo de los “Anarquistas”.
Otros grupos, que se dijeron universitarios, aunque al final los de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, se deslindaron, hicieron detonar petardo de gran potencia, sobre todo en y en las inmediaciones de la Plaza del Caballito.
Hasta el cierre de esta entrega, pese a la advertencia de las autoridades, algunos contingentes trataban de llegar a la plancha del Zócalo, sobre todo del ala más violenta de los maestros agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, La CNTE.
Nosotros seguimos apostando al diálogo y a la negociación. Los mexicanos somos lo suficientemente inteligente para superar estos momentos de encono que sólo nos llevan al desgaste y la frustración. El 2 de octubre, «no se olvida».