Estudios recientes han relacionado la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2 y sus respectivos trastornos que, al parecer, podrían estar causados por una combinación de susceptibilidad genética y de cambios de estilo de vida. En este sentido, se cree, además, que el papel de la microbiota intestinal como un contribuyente potencial al aumento de la prevalencia de la obesidad, y su posible relación con el metabolismo humano, también tendría que ver con el resto de los cuadros.
Una dieta rica en grasas y en hidratos de carbono podría dar lugar, igualmente, a cambios en la microbiota intestinal mediante la alteración del contenido de histidina, glutamato, ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y otros factores, promoviendo disfunción de la barrera intestinal y condiciones prevalentes en la obesidad, síndrome metabólico y diabetes mediante la alteración de la respuesta del huésped. Todas estas alteraciones metabólicas ocasionan un aumento de la inflamación sistémica, mayor actividad de macrófagos, y activación de TLR, lo que contribuye al aumento de la carga cardiometabólica en la obesidad, diabetes y síndrome metabólico.
Por ello, la comunidad microbiana intestinal, que incluye 1014 bacterias que residen en el tracto gastrointestinal, ha alcanzado un número de células microbianas que excede en gran medida el número de células humanas.
La microbiota contiene millones de genes en comparación con los 25 000 del genoma humano y producen alteraciones en el equilibrio energético que conducen al aumento de peso.
La relación entre el equilibrio energético, la dieta y la composición de la microbiota intestinal es real. Esta evidencia reciente sugiere pues, que la microbiota intestinal afecta a la adquisición de nutrientes, al almacenamiento de energía y a la gran cantidad de vías metabólicas del paciente. De hecho, se sabe que la microbiota intestinal tiene un papel importante en la regulación del peso y puede ser, en gran parte, responsable del desarrollo de la obesidad.
Es importante considerar también que la microbiota intestinal es vital para el mantenimiento de la función tanto gastrointestinal como inmunológica, y es vital para la digestión de nutrientes. microbiota intestinal son también responsables de la variación de la capacidad de un individuo para obtener energía, explicando los aspectos de la obesidad. Las diferencias en la composición microbiana intestinal y su eficiencia metabólica pueden ser responsables de la predisposición de un individuo a los trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes.
La obesidad, a su vez, está asociada con un grupo de trastornos metabólicos y sistémicos, tales como resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, hígado graso no alcohólico, aterosclerosis e hipertensión. La causa principal de la obesidad es un balance energético positivo como resultado de un aumento del aporte calórico de la dieta y una disminución del gasto de energía asociado con baja actividad física. Además de las alteraciones en la dieta y la actividad física resultante en la obesidad, las diferencias genéticas pueden contribuir a la obesidad y causar diferencias en el almacenamiento y gasto de energía.
Por ello, actualmente se deduce que la manipulación de la microbiota intestinal podría ser una importante estrategia terapéutica para regular el equilibrio de energía en personas obesas, diabéticas o con diagnóstico de síndrome metabólico. Esto sugiere que los estudios clínicos contribuirán en un futuro a frenar la epidemia de la obesidad y la diabetes en poblaciones definidas dado que actualmente se utilizan para curar infecciones.
El trasplante de heces supone un tratamiento para abordar la bacteria Clostridium difficile, que es la responsable de los casos de diarrea aguda en España. Tratarlos con antibiótico no es del todo correcto, porque estas bacterias invasoras desarrollan resistencia a los mismos y, al dejar de ser eficaces, empeoran la salud del paciente y acaban con la flora intestinal.
Las heces contienen microorganismos llamados microbioma, y en el 95 % de los casos son efectivos estos trasplantes de material fecal para recolonizar el intestino de una persona enferma que tenga que restablecer el equilibrio del ecosistema intestinal y se elimine la infección que padezca. Hay que tener en cuenta que muchos pacientes con enfermedades intestinales crónicas requerirán un tratamiento efectivo y este puede ser uno a valorar como nueva vía terapéutica.
Por otra parte, tanto los avances en tecnología como la secuenciación genética permiten a los científicos extraer la información suficiente que contribuye a caracterizar a las enfermedades. Estos estudios proporcionarán nuevas dianas terapéuticas para reducir las enfermedades cuyo papel importante está en la microbiota intestinal.