La trata de personas aumenta en el mundo y adquiere una dimensión «horrible» como nunca antes, concluye un estudio de la Organización de las Naciones Unidas.
En el nuevo documento, que analiza las distintas modalidades de trata de personas, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) concluyó que aumenta la tendencia global de forma sostenida desde 2010, informa Tharanga Yakupitiyage[1] (IPS).
«La trata de personas adquirió una dimensión espantosa, pues grupos armados y terroristas lo usan para propagar el miedo y obtener víctimas para ofrecer como incentivo para reclutar nuevos combatientes», explicó el director ejecutivo de UNODC, Yury Fedotov.
Asia y América registró el mayor aumento en la identificación de víctimas, pero el informe señala que también puede reflejar una mayor capacidad para identificar y registrar datos sobre trata de personas.
Las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables, y representan 70 por ciento de las víctimas en todo el mundo. Son, principalmente, mujeres adultas, pero las niñas son un blanco creciente de los traficantes.
Según el Informe Global sobre la Trata de Personas, las niñas representan 23 por ciento de las víctimas, por encima del 21 por ciento registrado en 2014, y del 10 por ciento, de 2004.
UNODC también subrayó que los conflictos aumentaron la vulnerabilidad de esas personas, pues los grupos armados recurren a esas prácticas para financiar sus actividades o aumentar sus fuerzas.
La activista y embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas, Nadia Murad, fue una de las miles de mujeres yazidíes secuestrada en su pueblo natal y vendida como esclava sexual por el Estado Islámico en Iraq, una estrategia utilizada para aumentar sus reclutas y recompensar a los soldados.
Murad recibió el Premio Nobel de la Paz, en 2018, que dedicó a las sobrevivientes de violencia sexual y genocidio.
«Las sobrevivientes se merecen un camino seguro y protegido hacia su hogar y un paso seguro a otro lugar. Debemos apoyar los esfuerzos para concentrarnos en la humanidad y superar las divisiones políticas y culturales», subrayó.
«No solo tenemos que imaginar un futuro mejor para las mujeres, niñas, niños y minorías perseguidas, sino también tenemos que trabajar de forma consistente para que se concrete, priorizando la humanidad, no la guerra», añadió.
«El hecho sigue siendo que la única recompensa en el mundo que puede restablecer nuestra dignidad es la justicia y el procesamiento de los criminales», añadió Murad.
La explotación sexual continúa siendo el principal motivo de la trata, y representa casi 60 por ciento de los casos identificados, seguida del trabajo forzado, 34 por ciento.
Las tres cuartas partes de las mujeres víctimas de trata terminan sufriendo explotación sexual.
El informe también concluyó por primera vez que la mayoría de las víctimas de trata se encuentran en esa situación dentro de las fronteras de su propio país.
La proporción de víctimas «domésticas» aumentó a más del doble, de 27 por ciento, en 2010, a 58 por ciento, en 2016.
Eso quizá se deba al mayor control de las fronteras, que impiden el cruce de los delincuentes, así como una mayor conciencia sobre las diferentes formas de trata, analiza el informe.
Las condenas comenzaron a aumentar hace poco y, en muchos países, siguen siendo demasiado bajas, lo que genera gran preocupación.
En Europa, la proporción de condenas cayó de 988 traficantes, en 2011, a 742, en 2016.
En ese período, el número de víctimas detectadas aumentó de 4248 a 4429.
Sigue faltando información y conocimiento, en particular en ciertas partes de África, Medio Oriente y Asia Pacífico, donde todavía no hay suficiente capacidad para registrar y compartir datos sobre este flagelo.
«Este informe muestra que debemos intensificar la asistencia técnica y fortalecer la cooperación para apoyar a todos los países con el fin de que puedan proteger a las víctimas y llevar a los criminales ante la justicia y, así, lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)», destacó Fedotov en la presentación del estudio.
Adoptados en 2015, los históricos ODS incluyen ambiciosas metas como la 16.2 que insta a los Estados miembros a que pongan fin al abuso, a la explotación, a la trata de personas y a todas las formas de violencia y tortura contra niñas y niños.
El indicador para medir su logro exige medir el número de víctimas de trata cada 100.000 personas y desagregarlas por sexo, edad y forma de explotación, lo que refleja la importancia de mejorar el registro de datos, la recolección y la diseminación.
«La comunidad internacional necesita poner fin a la trata de personas en situaciones de conflicto y en todas nuestras sociedades donde este es un crimen terrible que sigue operando en las sombras», señaló Fedotov.
«Insto a la comunidad internacional a prestar atención al reclamo de justicia de Nadia (Murad)», añadió.
- Traducción: Verónica Firme