Tres años, de Chekov, lleno absoluto en Guindalera Teatro

Tres años (Tri goday) es el título de la novela de Antón Chéjov en que se inspira esta función, y son tres los años que caben en esta ilusión de vida, esta función de teatro sin descanso que dura casi dos horas y que no se hace larga.

cartel-tres-anos Tres años, de Chekov, lleno absoluto en Guindalera TeatroA la salida, oigo cómo exclaman sin acabárselo de creer “qué regalo, qué lujo”, y no es por el licor de guindas, pues quienes así hablaban se marchan sin probarlo. La sala llena y con sillas supletorias que invaden casi la escena se está vaciando ahora en el hall del teatro.

Atrás ha quedado el lugar donde acaban de presenciar lo que les sucede a unos personajes en un escenario que ya resulta familiar, doméstico, de muebles revestidos con paños que poco a poco se irán levantando (como en esas casas abandonadas durante un tiempo pero a las que se ha de volver) a medida que se desvelan los deseos y reservas de los 5 protagonistas. Sus anhelos frustrados, sus ansias de felicidad, su inoperancia quejumbrosa y acomodada. Nadie pasa hambre aquí, las clases bajas no tienen representación y sin embargo…

Imaginemos a un grupo de amigos del Ateneo que, hartos de tertulias, se han refugiado en un pueblo lejos de Madrid durante los años de la República para más tarde regresar a la capital, a sus teatros y a sus tertulias, sus sombrereros y sus sastres.

Siempre van de traje aunque problemas económicos no les faltan. Tal es el ambiente en que ha situado Juan Pastor a estos 5 personajes de Chéjov, el autor ruso más representado en España. Los cinco son españoles pero imbuidos del espíritu que el autor ruso les insufló, con lo cual ya tenemos al comerciante de posición acomodada casado con una mujer que sueña locuras, al médico (que no aparece pero se habla de mucho él porque no cura a nadie), a la hija del médico casada sin amor con el mercader sólo por salir del pueblo, al libertino casado por dinero que sablea de contino al comerciante del que es cuñado, a los jóvenes intelectuales comprometidos con su país pero que tienen el hándicap de no ser deseados… Cinco personajes que llenan la escena con sus frustraciones y sus locuras respectivas echando de menos la ciudad cuando están en el campo y el campo como idílico escape visto así desde la ciudad.

Lo que acabamos de ver se titula Tres años, como la novela de Antón Chéjov a la que alude, pero el texto que vemos representado se ha enriquecido con frases y situaciones de otras obras del mismo autor (cuentos, novelas, obras dramáticas, cartas, reflexiones) hasta componer un universo de personajes insatisfechos y enfermizos que parecen perseguir siempre lo que no tienen, muñecos de un fatalismo que les impide realizarse como quisieran.

Juan Pastor, el adaptador de la obra, trasplanta la acción a España ciñéndose también a tres años muy significativos en la vida de estos personajes, los que van del 31 al 34. En aquella España de la República está ambientada la obra, y en los alrededores de Madrid y en Madrid mismo, se desenvuelve. Aquellos personajes son éstos y han vivido muy cerca de donde ahora estamos, de manera que en sus expresiones se alude a la realidad social y económica aunque en ningún momento se hable de política ni de personaje alguno de ella, sólo del ansia de felicidad y de lo que nos impide ser felices.

Así es como se refleja un pensamiento universal de inconformismo e inoperancia que nos atañe a todos, pues a todos alcanza esa falta de sintonía con lo que les rodea, así como esa desgana a la hora de poner manos a la obra y emprender un cambio en sus vidas. Y a la larga, resulta que ese inmovilismo y esa desidia, ese dejar que las cosas sigan su rumbo y que el tiempo sea quien lo arregle todo como el único médico posible, puede que sea hasta buena.

  • REPARTO: Raúl Fernández, María Pastor, José Maya, José Bustos y Alicia González
    Dirección, adaptación y espacio escénico: Juan Pastor
    Ambientación musical: Marisa Moro y Pedro Ojesto
    Iluminación: Pablo Jaenicke
    Realización decorados: Samuel Pastor
    Vestuario y ambientación: Teresa Valentín-Gamazo
    Imagen gráfica: Javier Pastor y Manuel Benito
    Fotografía: Manuel Martínez y Alicia González
    Producción: Teresa Valentín-Gamazo
    Con la colaboración especial de Arnold Taraborelli
    Espacio: Teatro Guindalera (Martínez Izquierdo, Madrid)
    Fecha: 1 de febrero (sábados y domingos a las 20 horas)
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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