Por la vecindad y por todo lo que sabemos y que no es preciso repetir, opina Teresa Gurza, las elecciones para presidente de Estados Unidos tienen suma importancia para México.
Teresa Gurza1
Afortunadamente el senador por Texas Ted Cruz, más radical que Donald Trump y menos odioso y por tanto más peligroso, se retiró este martes tras perder en Indiana las primarias republicanas.
Y como también se retiró John Kasich, solo queda quien presume apoyadores tan fieles, “que aunque disparara yo a gente en la Quinta Avenida no perdería un solo voto”.
Pero con todas sus bravatas Trump es preferible a Cruz; quien pese a ser hijo de padres cubanos y haber nacido en Canadá, estaba contra toda migración, incluso la legal; y es considerado «un lucifer encarnado” por su colega el senador John Boehner, presidente hasta octubre de 2015 de la Cámara de Representantes, quien advirtió “nunca en mi vida he trabajado con un hijo de puta más miserable…»
En fin que tan malvado no será quien en 2013 habló en el Senado durante 21 horas y 19 minutos sin parar, para agotar el plazo para la aprobación del presupuesto y bloquear así el plan de salud del presidente Obama; provocando un cierre financiero gubernamental que duró 16 días y dejó temporalmente a 700 mil trabajadores sin sueldo ni trabajo.
Así que hay que felicitarnos de que ya no esté en la contienda.
Pero queda Trump, cuyas declaraciones bélicas y racistas han provocado que influyentes republicanos, como los Bush, afirmen que no lo apoyarán, mientras y otros estén hablando de lanzar nuevo candidato aunque sea por un tercer partido.
Y si bien las encuestas favorecen a Hillary Clinton, en el Partido Demócrata están también nerviosos.
De acuerdo a cables internacionales, aunque asustan las cifras de sus seguidores, son muchos los que prefieren a Trump lejos de la Casa Blanca.
Entre ellos, integrantes de la comunidad tecnológica de Sillicon Valley como Meg Whitman, ejecutiva de Hewlett Packard, que precisó “no encaja como presidente; porque es demagogo y deshonesto, juega con el miedo y llevaría a América a un viaje peligroso”.
Y por eso mismo, hay preocupación en América Latina.
En declaraciones a Reforma, la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, expresó que el mayor riesgo que representa Trump para nuestros países “no es que gane sino que su discurso agresivo y cargado de odio se arraigue entre la población estadounidense”.
En lo que coinciden expertos internacionales de la UNAM, como Eduardo Rosales Herrera, profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán y José Luis Valdés Ugalde, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), quienes señalan que si Trump llega a la presidencia de EEUU, sería un verdadero peligro para México y para la paz y la estabilidad internacionales; porque, dijo Valdés Ugalde, “se trata de un frankenstein producido por un partido que no se ha atrevido a bajarlo del pódium y colocarlo en su lugar”.
Ernesto José Padilla, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, advierte que en el discurso de Trump “existe un 75 por ciento de variable emocional y sólo un 25 de racional”; situación grave que lleva a un resquebrajamiento del sistema estadounidense y de las estructuras internas del Partido Republicano.
En cuanto a Clinton, Rosales señaló que tiene todo a su favor y que es esperable que de llegar a la presidencia, establezca una línea de continuidad con su antecesor Barak Obama.
Por supuesto que a los mexicanos no nos da igual quien salga y preferimos a Clinton, sobre Trump.
Pero tampoco con ella podemos hacernos ilusiones ni abrigar esperanzas de que las cosas puedan cambiar para los compatriotas, que buscando mejores condiciones de vida han tenido que emigrar a EEUU y a los que no les ha ido muy bien que digamos, con Obama.
Recordemos que precisamente este martes 3 de mayo, mientras el chiflado del expresidente Fox siempre en busca de titulares que puedan llevar agua a su “centro de investigación” pedía disculpas a Trump, la “generosidad” de los gringos solo alcanzó para abrir durante tres minutos y como gran concesión, parte de una reja fronteriza para permitir que los integrantes de únicamente seis familias mexicanas, pudieran abrazar a sus hijos tras años de no verlos.
Díganme ustedes si eso habla de justicia y cordialidad hacia el país vecino y su población…
¿Y cómo reaccionaron ante esto nuestros gobernantes y legisladores? No dijeron absolutamente nada…
- Teresa Gurza es una periodista mexicana multipremiada que distribuye actualmente sus artículos de forma independiente