Héctor Blasco, estudiante de 19 años con una discapacidad física del 40 % por la enfermedad de Perthes; patología rara que le obligó hace tres años a especializarse en bicicleta y natación y dejar el deporte de contacto, estaba matriculado en INEF de Huesca para ser profesor de deporte adaptado.
La universidad, cuando comenzaba el curso le obligó a renunciar a su plaza y le fue anulada la matrícula al no poder adaptar las asignaturas a su discapacidad.
Tras haberle aceptado y haber realizado todo el papeleo que supone para un estudiante con discapacidad hacer una solicitud, la universidad le escribió diciendo que «existían asignaturas obligatorias que implicarían la realización de ejercicios físicos y no podrían asumir la responsabilidad del empeoramiento de la patología de la cadera izquierda que se produciría con total seguridad».
Ante el recurso Héctor se quedó sin plaza porque el equipo rectoral fue implacable y hoy el joven sigue sin estudiar. El día 13 de julio se resolverá en un tribunal por la vía de lo contencioso administrativo.
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