“Inteligente y perversa” (leído en las marquesinas de las paradas de autobús)
Tan inteligente como maléfica, la película “Un pequeño favor”, un thriller cuajado de traiciones y mentiras, secretos y revelaciones, amor, amistad y lealtad, dirigida por Paul Feig (“Cazafantasmas”, “La boda de mi mejor amiga”), es una de esas historias que satisfacen al espectador por lo bien contadas que están y por el concienzudo trabajo de las dos mujeres protagonistas, perfectamente complementarias, en el fondo cara y cruz de la misma moneda, capaces de hacer irresistible la “mezcla de farsa y horror” que es el relato.

Gran parte del mérito de esta comedia dramática, o este drama con oscuros tintes cómicos donde prácticamente todos son malos, reside en un guión bien estructurado y con las dosis justas de diálogos incisivos y humor cáustico, a pesar de lo previsible de muchas soluciones, escrito a partir de la novela “Desaparecida”, obra primeriza de la estadounidense Darcey Bell, profesora de educación infantil (editada en España por Suma de Letras, 2017), un best-seller traducido a veinticuatro idiomas que ha vendido cientos de miles de ejemplares.
Más o menos, la moraleja es que una mujer puede esconder otra dentro, Stephanie (Anna Kndrick) es una joven viuda que diariamente se graba en un videoblog, donde explica recetas de cocina y comenta otras muchas cosas, principalmente relativas a la cotidianidad de las familias vecinas y las madres como ella.
Emily (BLake Lively), otra madre joven de provocativa belleza, tiene un trabajo de ejecutiva que le obliga a estar lejos de su marido y su hijo. Ambas llevan a sus hijos a la misma escuela, donde se conocen, se hacen amigas y un día Emily pide a Stephanie el favor de que le recoja al niño.
A partir de aquí, todo es indagar el paradero de Emily que ha desaparecido y se ha convertido en un fantasma inalcanzable…



