Cuarenta años después del fallecimiento del dictador y cumplidos ya setenta y seis desde que las tropas franquistas entraran en Madrid e iniciaran el cambio de nombres en el callejero de la capital de la República, la alcaldesa Manuela Carmena cumplirá con lo establecido en la Ley de Memoria Histórica aprobada en octubre de 2007.
Esto quiere decir, ni más ni menos, que durante casi ocho años, ocho, ni Alberto Ruiz Gallardón, ni Ana María Botella Serrano, alcaldes del Partido Popular, cumplieron lo establecido por dicha ley, tal como sigue ocurriendo en otras ciudades de España gobernadas por el PP.
Quisiera aprovechar por ello la ocasión que me brinda el cambió de nombre de hasta 170 calles madrileñas, para solicitar a la actual alcaldesa de Madrid, si lo tuviera a bien, recuperar para la actual calle del Divino Pastor el nombre del periodista madrileño Javier Bueno y Bueno, director del diario socialista “Avance” de Asturias y combatiente contra el franquismo en las trincheras de Oviedo. Fue precisamente por su actitud combativa, pasando de escribir en el citado periódico a luchar en el frente -donde resultó herido-, por lo que en septiembre de 1936 se le impuso a la vieja calle del Divino Pastor el nombre del periodista, nacido en la vecina calle de Fuencarral.
También en su memoria, la Asociación de la Prensa de Madrid instituyó hace años el Premio Javier Bueno, dado que fue presidente de esa entidad bajo el nombre de Agrupación Profesional de Periodistas.
Al director de “Avance” y luego director del diario socialista “Claridad” hasta el final de la Guerra de España se le consideró como uno de los más queridos periodistas republicanos de su tiempo. Su nombre saltó a las páginas de la prensa internacional por haber sido detenido y torturado durante la llamada Revolución de Octubre en Asturias en 1934.
Como a Manuela Carmena, participo asimismo esta misma sugerencia al nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Oviedo, que deberá hacer lo propio con los nombres del callejero adscritos a la dictadura, pues en la capital de Asturias fue donde Javier Bueno se comprometió hasta tal extremo con su profesión que sufrió varios encarcelamientos por los artículos publicados en «Avance» en 1934. Internado en la cárcel modelo tras la revuelta de octubre de ese año, fueron sin duda estos antecedentes los que determinaron su condena a la última pena cinco años después.
Refugiado en la embajada de Panamá al término de la Guerra de España, Javier Bueno y Bueno fue encarcelado en la prisión de Porlier dos días después de la entrada en Madrid del ejército vencedor y fusilado en septiembre de 1939 a los 48 años de edad.