España ha gastado entre 2005 y 2013 más de 22.000 euros diarios en la instalación y el mantenimiento de sus 18,7 km de vallas
Amnistía Internacional pide en un informe publicado hoy, 17 de noviembre de 2015, que se establezcan rutas gestionadas, seguras y legales de entrada en Europa y procesos de selección justos, eficientes y rigurosos que cubran las necesidades de las personas refugiadas que buscan protección en Europa y aborden la necesidad de identificar posibles amenazas a la seguridad.
El informe, titulado «Miedo y vallas: Los planteamientos de Europa para contener a las personas refugiadas», revela cómo cerrando con vallas las fronteras terrestres e intentando que los países vecinos, como Turquía y Marruecos, actúen como filtro se ha negado a los refugiados el acceso a procedimientos de asilo, se ha expuesto a refugiados y migrantes a malos tratos y se ha empujado a la gente a emprender viajes por mar que pueden costarles la vida.
“Las vallas que cada vez cubren más kilómetros de las fronteras de Europa sólo han servido para consolidar las violaciones de derechos y exacerbar los retos que plantea la gestión de los flujos de refugiados de una forma humanitaria y ordenada», ha dicho John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.
“El ceder al miedo ante los atroces atentados de París no protegerá a nadie. Las numerosas personas que huyen de la persecución y los conflictos no se han desvanecido, como tampoco lo ha hecho su derecho a recibir protección. Tras esta tragedia, la negativa a brindar solidaridad a las personas que buscan refugio en Europa, a menudo tras huir de ese mismo tipo de violencia, supondría una cobarde abdicación de la responsabilidad y una trágica victoria del terror sobre la humanidad”, sostiene John Dalhuisen.
“Mientras haya violencia y guerra, la gente seguirá viniendo, y Europa debe encontrar mejores maneras de ofrecer protección. La UE y sus Estados miembros situados en la primera línea de sus fronteras necesitan replantearse con urgencia cómo garantizar un acceso seguro y legal a la UE en sus fronteras terrestres exteriores y en los países de origen y tránsito de refugiados y migrantes Esto puede conseguirse incrementando el uso de medidas como el reasentamiento y la reunificación familiar, así como la expedición de visados por razones humanitarias.»
Miedo y vallas y un nuevo informe de Human Rights Watch titulado «Europe’s Refugee Crisis: An Agenda for Action», que también se publica hoy, formulan detalladas recomendaciones pidiendo a UE y a sus Estados miembros que se esfuercen mucho más para resolver la crisis de refugiados global.
El alto precio de las vallas de la Fortaleza Europa
En total, los Estados miembros de la UE han construido más de 235 km de vallas en las fronteras exteriores de la UE, que han costado más de 175 millones de euros, incluidas:
- una valla de 175 km en la frontera entre Hungría y Serbia.
- una valla de 30 km en la frontera entre Bulgaria y Turquía, que se ampliará 130 km más.
- 18,7 km de vallas en las fronteras de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla con Marruecos, y
- una valla de 10,5 km en la región de Evros, a lo largo de la frontera entre Grecia y Turquía.
En vez de detener la afluencia de gente, con estas vallas sólo se ha conseguido redirigir los flujos de refugiados hacia otras rutas terrestres o hacia rutas marítimas más peligrosas. Según la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), el número de llegadas por mar a la UE en 2015 alcanzó la cifra de 792.883 en noviembre, frente a las 280.000 llegadas por tierra y por mar registradas por la agencia europea para la gestión de las fronteras (Frontex) durante todo 2014. En lo que va de año, han llegado a Grecia por mar 647.581 personas, el 93 por ciento de ellas procedentes de los 10 países que generan más refugiados, según ACNUR.
A 10 de noviembre, 512 personas han perdido la vida en el Mar Egeo este año, y casi 3500 han muerto en todo el Mediterráneo.
Devoluciones «en caliente» y otras violaciones en las fronteras
Personas que intentaron cruzar las fronteras de Grecia, Bulgaria y España dijeron a Amnistía Internacional que las autoridades fronterizas las habían devuelto en la propia frontera sin permitirles acceder a procedimientos de solicitud de asilo ni darles la oportunidad de impugnar su devolución, lo cual constituye una flagrante violación del derecho internacional. Estas devoluciones «en caliente» suelen ir acompañadas de violencia y ponen en peligro las vidas de la gente, sostiene la organización.
Un refugiado sirio de 31 años describió una típica devolución «en caliente» desde la frontera terrestre de Grecia con Turquía en abril de este año:
“Nos llevaron a la orilla del río y nos ordenaron ponernos de rodillas. Ya estaba oscuro, eran alrededor de las ocho y media de la tarde. Allí había más personas a las que iban a enviar de vuelta a Turquía. Uno de los agentes me golpeó en la espalda, […] y me golpeó en las piernas y en la cabeza con un palo de madera. Nos acercaron más al río y nos dijeron que estuviéramos callados y no nos moviéramos. A M. y a mí nos apartaron del grupo y empezaron a darnos puñetazos y patadas mientras yacíamos en el suelo. Me agarraron por el pelo y empezaron a empujarme hacia el río”.
Las investigaciones de Amnistía Internacional muestran que las devoluciones sin el debido procedimiento en la frontera terrestre greco-turca se hacen de forma habitual y los informes de este tipo de devoluciones a lo largo de la frontera entre Bulgaria y Turquía siguen siendo constantes.
En marzo de 2015, España aprobó un texto que legalizaba las devoluciones «en caliente» de personas migrantes y refugiadas que la Guardia Civil viene ejecutando en Ceuta y Melilla, los dos enclaves españoles en África del Norte, fronterizos con Marruecos. En septiembre, Hungría estableció zonas de tránsito en su frontera con Serbia para devolver a este país a las personas solicitantes de asilo tras procedimientos abreviados con dudosas salvaguardias.
“Donde hay vallas, hay abusos contra los derechos humanos. Las devoluciones ilegales en la frontera de solicitantes de asilo sin el debido procedimiento se han convertido en una característica intrínseca de cualquier frontera exterior de la UE situada en las grandes rutas migratorias, y nadie hace demasiado para ponerles fin», señala John Dalhuisen: “Regular la entrada a la UE, es una cosa y negársela a todas las personas refugiadas, otra muy distinta. Lo primero es sensato y legítimo, mientras que lo segundo es inhumano e ilegal, y debe acabar.»
En un nuevo intento para mantener a personas refugiadas y migrantes fuera de Europa, la UE y sus Estados miembros cada vez recurren más a terceros países para actuar como filtros de entrada en Europa.
Los «guardabarreras» de Europa
La última propuesta es un Plan de Acción Conjunta UE-Turquía por el cual Turquía se compromete a impedir la migración irregular. El acuerdo hace la vista gorda ante las violaciones de derechos humanos a las que se enfrentan las personas refugiadas y migrantes en este país. En los últimos meses, Turquía ha estado deteniendo a migrantes y solicitantes de asilo interceptados sin permitirles acceder a asistencia letrada, y ha devuelto a refugiados a Siria e Irak, violando claramente el derecho internacional. Muchos refugiados no sirios esperan durante más de cinco años la tramitación de sus solicitudes de asilo.
Los guardias fronterizos de Marruecos también han sido cómplices del maltrato a personas que intentaban saltar las vallas que rodean los enclaves españoles, y las reformas del sistema de asilo del país aún no han entrado en vigor.
“La UE no debe recurrir a países que no pueden o no saben respetar los derechos de las personas refugiadas y migrantes para que le hagan el trabajo sucio. Los países vecinos deben recibir ayuda para desarrollar sistemas de asilo y recepción. La UE no debe servirse de ellos, ignorando alegremente las consecuencias que esto tiene para refugiados y migrantes», ha dicho John Dalhuisen.
Recomendaciones a la UE
La UE puede y debe aplicar una serie de medidas viables y realistas para responder a la crisis de refugiados global y garantizar protección para los centenares de miles de personas que ya han llegado al continente europeo.
“La crisis global de refugiados supone un enorme reto para la UE, pero en absoluto amenaza su existencia. De hecho, la disponibilidad de rutas gestionadas, seguras y legales de entrada a Europa contribuiría enormemente a identificar las amenazas a la seguridad antes de que llegaran a territorio europeo. La UE necesita responder no con miedo y vallas, sino en la mejor tradición de los valores que tanto dice apreciar», ha dicho John Dalhuisen.
Amnistía Internacional pide a la UE y sus Estados miembros que:
- abran rutas seguras y legales, haciendo más uso del resasentamiento, la reunificación familiar y las admisiones y visados por razones humanitarias;
- garanticen que las personas refugiadas tienen acceso al territorio y el asilo en las fronteras terrestres exteriores de la UE;
- poner fin a las devoluciones en la frontera sin el debido procedimiento (devoluciones «en caliente») y otras violaciones de derechos humanos en las fronteras, en concreto realizando investigaciones eficaces sobre las denuncias de abusos a nivel nacional e iniciando procedimientos de infracción por parte de la Comisión Europea en los casos en que se vulnera la ley de la UE;
- incrementar de forma significativa la capacidad de recepción y ayuda humanitaria a corto plazo en los países Europeos situados en primera línea; y
- acelerar y ampliar la aplicación de su programa de reubicación para personas solicitantes de asilo.