Las calles de la capital española albergaron nuevamente una jornada pacífica de cientos de ciudadanos opositores al Gobierno bolivariano de Nicolás Maduro, que en la distancia reclamaban la no injerencia castrista en los asuntos de Venezuela, informa Carmen Chamorro.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), bajo el liderazgo de jóvenes estudiantes de la plataforma unificada de todos los Jóvenes Venezolanos en España (JÓVENES), junto con el apoyo del Observatorio Cubano de los Derechos Humanos, lanzó en la tarde de este viernes a la prensa extrajera, un comunicado contra la intervención del Régimen de los Castro, que fue entregado a las puertas de la embajada cubana en la capital española.
El documento está redactado en apoyo a la lucha de la oposición en Venezuela y las revueltas estudiantiles contra el presidente, Nicolás Maduro, «quien se supedita a las instrucciones del Gobierno cubano». Cientos de personas se agolparon frente a la representación diplomática cubana para mostrar repulsa contra la presencia de cubanos en el país. Según la misiva, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello han cedido espacios de la soberanía e independencia venezolana para permitir que Dictaduras, como la cubana, no agonicen y “apagan la llama de la libertad extendida en estos tiempos en Venezuela”.
El comunicado reza que miles de agentes y funcionarios cubanos se han instalado en las Fuerzas Armadas venezolanas, órganos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) e Inteligencia, quienes arremeten contra los estudiantes y sociedad civil. Bajo el lema “Fuera la dictadura castrista de nuestra Venezuela”, la jornada a modo de caravana partió desde las inmediaciones del consulado venezolano hasta la representación diplomática cubana. Mientras algunos manifestantes lanzaron las consignas de “Castro, comunista, asesino de estudiantes” o “Quiénes somos: Venezuela y qué queremos: Libertad”, otros intentaron entregar, sin éxito alguno, a las puertas de la Embajada, la citada misiva de dos folios que portaban a modo de documento oficial, firmado por diversas formaciones políticas que conforman la MUD.
En apoyo de Maduro
De forma paralela, más de 50 organizaciones, que conforman el Movimiento Mundial de Solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela en España, aprovecharon esta coyuntura para convocar “a la movilización permanente en solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela”, en respuesta a la manifestación anterior descrita y bajo la excusa de conmemorar los 12 años del intento de golpe de estado contra el comandante, Hugo Chávez. Desde la Glorieta de Atocha a Sol, bajo el lema de “Venezuela no está sola”, esta plataforma defendió la Revolución bolivariana, en contra de la “injerencia imperialista”.
La Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela de Madrid hizo un llamamiento a la actividad y a la movilización permanente en contra del “ataque fascista contra el pueblo venezolano”, a través de manifestaciones necesarias, como muestra contundente de solidaridad internacional con Venezuela, víctima de las empresas transnacionales interesadas en devorar los recursos naturales de América Latina.
En este caso es como suele ocurrir, que todo depende con el «cristal con el que se mira». Pero igual estuvieron hace muy poco ambas instancias, oficialismo y oposición, sin darse tregua ni sal ni agua; era solo cuestión de ver lo que decían unos y otros, y los énfasis con que lo hacen.
Independiente de todo, me llama la atención el socorrido tema de los derechos humanos; los que se reclaman intensamente respecto del otro, pero no tanto, o nada, cuando la situación es inversa.
En Chile, antes del derrumbe por la fuerza, en 1973, del gobierno de Salvador Allende, existía una oposición cuyo centro de reclamos era la grave situación reinante y de cómo eran atropellados sus derechos ciudadanos y sus derechos humanos. Al mismo tiempo, esa oposición avanzaba en complicidad y cooperación a la desestababilización del gobierno, allanando el camino a un punch que pedía y propiciaba. Desde el gobierno, predominaban sectores con ideales castristas que pensaban la circunstancia era propicia para una revolución ya no de «empanadas y vino tinto», sino que al estilo cubano, aplastando a la contrarrevolución.
El gobierno de Allende fue depuesto. Y lo que vino fue el más intensivo y «refinado» irrespeto a los derechos humanos de los derrocados, a niveles jamás imaginados. Todo ello efectuado con el apoyo inicial, o silencio codayudante, de los que solamente el día de ayer exigían y clamaban nacional e internacionalmente por el respeto a los derechos humanos hacia ellos, cuando todavía eran oposición.
Apenas sintieron la «sartén por el mango», el discurso fue olvidado, cuando las violaciones a los derechos humanos ahora las sufrían -y con enorme rigor- los otros.