Has escuchado que cerca del 80 % de las personas tienen o han tenido el virus del papiloma humano, pero desconoces sus factores de riesgo, la clínica de la infección, la implicación clínica, y cómo se transmite. Y ¿sabes si lo padeces?
El virus del papiloma humano conocido como VPH es el agente causal de varios tipos de cánceres, entre ellos el de cuello de uterino en las mujeres. Son un grupo de virus de ADN de doble banda que pertenecen a la familia papovaviridae. Desde los años sesenta ya se estableció la posible relación del VPH y el cáncer, y se han identificado al menos 100 tipos virales, aunque solamente 15 están directamente relacionados con el cáncer de cuello uterino. La infección ocurre pronto, tras la primera relación sexual, y tiene una alta prevalencia en las mujeres menores de 25 años. Estas infecciones pueden ser transitorias, pero existen diversos factores que incrementan su persistencia, como son la inmunodepresión, la contracepción oral, el tabaquismo, los factores virales, o los genéticos.
El VPH es altamente transmisible y se considera que todo el mundo puede estar infectado al menos una vez en la vida y quizá no lo sabe. En muchas mujeres infectadas se negativiza el virus a los dos años siguientes a la infección, aunque, si presenta persistencia de infección, pueden desarrollar un cáncer cervical. Se atribuye dicha persistencia al cambio de hábitos a la hora de tener relaciones sexuales, a la promiscuidad y a la falta de protección con preservativos.
Realmente, se desconoce si las infecciones persistentes por el VPH se caracterizan por una detección continua del virus o por un estado de latencia viral durante el cual, el virus no se detecta pero reaparece más tarde.
Entre las pruebas utilizadas para el pesquisaje masivo y como toda prueba diagnóstica, puede tener falsos positivos y falsos negativos. Se puede realizar una citología anual a las mujeres y la inspección visual del cuello con ácido acético al 5 %. La infección por VPH produce cambios importantes en la morfología celular, que son la muestra o huella digital del VPH.
Es también importante resaltar que el virus puede estar en superficies secas, y es posible que se transmita por los dedos o por los utensilios. Es frecuente que la detección del VPH, así como otras lesiones cervicales, produzcan un estado de ansiedad y depresión en muchas mujeres con citología normal pero positivas al VPH. Es un virus común con relativamente bajo riesgo para las personas infectadas, si bien hay que tratarlo y seguir anualmente mediante pruebas cómo está, si se ha negativizado o si ha evolucionado.
En relación a este virus es cierto que en algunos países no se considera obligatoria, pero sí recomendable la vacuna del VPH. Si bien el 98 % de las mujeres sí creen que deben ser vacunadas, el resto no se plantean que deba existir ese riesgo porque creen que no van a tener relaciones tempranas.
También es cierto que, aunque la OMS recomendó el uso de profilácticos, estos no son eficaces al 100 %, sino a un 70 %, debido a que no se utilizan correctamente y solo se procuran en el momento de la eyaculación. Las lesiones infectantes están en otras áreas genitales del hombre, no solamente en el pene. Si existieran lesiones verrugosas producidas por el VPH o condiloma plano, como se llamaba anteriormente, se pueden extirpar dichas lesiones mediante cirugía con anestesia local, con criocirugía o con radiocirugía. En varones son frecuentes estas lesiones, pero es importante resaltar que ellos nunca tendrá síntomas. El VPH no desaparece, solo la infección en el momento de ser tratado. La infección puede ser transmitida por relaciones anales, vaginales u orales con lo cual casi todas las personas sexualmente activas pueden presentar o infectarse en algún momento de su vida.
Recordemos que el VPH no es lo mismo que VIH (SIDA) o VHS (herpes). En todos los casos, la prevención es recomendable mediante el uso de profilácticos y las revisiones anuales no están de más.
