¿Vivimos en un país de descerebrados?

No es cierto que vivamos en un país de descerebrados. Lo que pasa es que estos especímenes tienen muchos altavoces.

«Vayamos a votar y pongamos a cada uno en su sitio. Si nos quedamos en casa ganarán los de siempre. Seguro.»

No sólo las redes sociales, también los medios de comunicación, tanto escritos como hablados, les prestan sus altavoces para que en función de la libertad de expresión mal entendida digan todas las cosas que se les ocurran.

Hemos vivido esta semana un suceso terrible, no un asesinato político, sino el asesinato de un político, que aunque parezca lo mismo, no lo es.

Inmediatamente de conocido el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, toda la legión de descerebrados se puso en marcha. Sin encomendarse ni a Dios ni al diablo empezaron a dar opiniones en las redes sociales sobre el tema.

¿Se puede ser más vanidoso que aquel que cree que su opinión le interesa a otro? Pues sí. Pero si lo de los descerebrados es preocupante, lo es mucho más lo de los que con el cerebro mal amueblado, pero en su sitio, aprovechan para arrimar el ascua a su sardina.

Hemos visto editoriales de periódicos a nivel nacional politizando el asesinato, a periodistas con un cierto prestigio de años de práctica culpar a los escraches o verlo como una consecuencia de los mismos y alguna que otra lindeza. ¿Se puede ser más insensatos?

Yo creo que la ciudadanía, que casi siempre es muy sabia y goza de un amplio sentido común, sabe diferenciar.

Estamos ante un hecho gravísimo, lamentable, sin calificativo posible. Según dicen, un crimen con tintes mafiosos, con tiro de gracia y todo. Supuestamente practicado por dos mujeres -madre e hija- por motivos todavía desconocidos, aunque se sospecha que hay venganza de por medio. Todavía es pronto para ponerle apellidos, pero está claro que movida por una sentimiento de odio clarísimo.

Además, por si no se habían dado cuenta, no han sido los indignados, ni los de las Plataformas que hacen escraches; han sido dos militantes del mismo partido que la víctima.

¿Alguien puede, en su sano juicio, ver motivos políticos, achacables a la gente que está tan descontenta con la clase política pero que no se han planteado nunca eliminarlos físicamente? Esperemos que muchos puedan ser apartados, pero democráticamente, esto es, en las urnas, como debe de ser..

El próximo domingo día 25 estamos llamados a las urnas. Según dicen las malas lenguas, los grandes partidos no estarían tan descontentos con la abstención. Por eso yo hago un humilde llamamiento: vayamos a votar y pongamos a cada uno en su sitio. Si nos quedamos en casa ganarán los de siempre. Seguro.

María Rosa Medel
Maestra y licenciada en Geografía a Historia. Trabajó en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE (1974-1988). Gerente de empresa editorial (Revista FOTO, 1988-2009). Vicepresidenta de la Unión de Mujeres Evangélicas (UDME). Responsable Ecuménica del Grupo Federal Cristianos Socialistas (PSOE). Miembro del Consejo de Redacción de la revista 'Nosotras'. Columnista habitual del periódico comarcal semanal 'Canfali Marina Alta' y Periodistas en Español ('Al hilo de...').

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