El hombre propone y los derechos de autor disponen. Por esa razón, en lugar del programado Ballet Flamenco de Andalucía con su “Flamencolorquiano”, que si parece que actuará en el Festival Flamenco de Jerez de la Frontera, una vez que el director artístico dimitido ha sido sustituido por Úrsula López, tuvimos la suerte de ver esta Nacida sombra por la compañía que dirige Rafaela Carrasco, exdirectora del mencionado Ballet Flamenco, todo un hito en este Festival de Nîmes y allí donde se presente.
Nacida sombra es mucho más que un ballet flamenco. Es una referencia social que trata de una historia muy antigua y siempre vigente: la de la libertad de la mujer, su igualdad de derechos y oportunidades, en suma, su dignidad como persona.
Con un argumento basado en cuatro cartas imaginarias de cuatro mujeres que vivieron en los siglos XVI y XVII: Teresa de Jesús, María de Zayas, María Calderón La Calderona y Sor Juana Inés de la Cruz, primera referente literaria de un país de Norteamérica, México, aquí representadas por la danza de Rafaela Carrasco, Florencia O’Ryan, Paula Comitre y Blanca Lorente.
Cuatro mujeres, cuatro espíritus libres, que fueron conscientes del pobre papel asignado socialmente a la mujer y contra el que se rebelaron. Y se preocuparon de alcanzar sus deseos como por entonces era asequible. Dos monjas, una escritora insólita en su tiempo, una actriz.
Teresa de Jesús nunca hubiera sido la reformadora de una orden religiosa contra toda la jerarquía católica, ni la escritora y poeta que sigue siendo a día de hoy objeto de estudio en todos los campos de la literatura si no hubiera elegido ser monja carmelita. Ni María de Zayas, escritora de novelas amorosas con un lenguage insólito en una mujer de su tiempo y activista contra la situación injusta de las mujeres, valiente y arriesgada, que sufrió pena de prisión y que un siglo más tarde toda su obra fue puesta en el índice de la Inquisición.
María Calderón, una de las mejores actrices del XVII, más que amante, amor verdadero de Felipe IV y madre de un Juan de Austria, bastardo reconocido. Y sor Juana Inés de la Cruz, poeta y dramaturga, primera autora imprescindible de la literatura hispano – mexicana, quien también encontró la libertad para realizarse en el seno de la religión.
Mujeres que por distintos caminos encontraron la libertad, unidas por el vínculo de su soledad ante el mundo, un alto precio que ellas estuvieron dispuestas a pagar.
Nacida sombra se ha puesto en escena con la exquisita dramaturgia de Álvaro Tato, baile, toque, cante, música y palabra, ambientes y paisajes que transforman a Rafaela Carrasco en Teresa de Jesús, vestida de rojo pasión; a Florencia O’Ryan en María de Zayas. Paula Comitre es María Calderón y Blanca Lorente Sor Juana Inés de la Cruz.
La voz de Blanca Portillo lee las cartas imaginarias y los textos auténticos de sus autoras en cada inicio de escena como hilo conductor del conjunto de protagonistas, cada una con su estilo y circunstancia vital.
Las músicas corren a cargo de las guitarras flamencas de Jesús Torres y Juan Antonio Suárez Canito y las voces cantaoras de Antonio Campos y Miguel Ortega. Un piano en off de Pablo Suárez completan un elenco que pone ambiente y paisajes a los bailes que unas veces parecen flotar en el espacio y otras resuenan con percusión intensa, según los mundos expresivos de cada momento.
Alegrías para Teresa para comenzar y soleá al final para acompañar los textos de la noche oscura del alma, que rubrica y une las vivencias de las cuatro protagonistas con esa frase que las define a todas: Nunca tuve miedo. Teresa de Cepeda y Ahumada, de Jesús por decisión propia, se habrá sentido muy bien representada por el baile de Rafaela Carrasco.
Guajiras para la monja mexicana, Juana Inés de la Cruz. Las dos Marías, la de Zayas y la Calderona, rivalizan en expresiones corporales, borda una sintonía flamenco – jazz la primera y ecos barrocos la segunda, con músicas populares que llenaron la vida de María Calderón. Folías, chacona, el baile de Marizápalos, romance y villancico.
El diseño lumínico de Gloria Montesinos crea los ambientes y paisajes momento a momento. Alegría, resolución y misticismo en Teresa de Jesús, la lucha contra la situación de la mujer, activista de su libertad para María de Zayas, un cuerpo que Florencia O’Ryan contorsiona y distorsiona brava y artísticamente. Lírica la actriz amada por el rey, con la espada de Damocles de la reina sobre su cabeza, a quien no inquietan las aventuras sin futuro del real esposo, pero sí ésta que es algo muy sólido. La monja mexicana expresa sus visiones, sus luces y oscuridades, su firme decisión de cambiar de mundo cuando dice y baila: Desde mañana soy Sor Juana Inés de la Cruz que es casi como decir, desde mañana seré libre.
Rafaela Carrasco ha recreado hermosamente en escena algo que aún concierne a las mujeres de hoy, llegando de esta artística manera al conocimiento de otras mujeres, más valientes aún que las valientes del siglo XXI, porque aquellas abrieron camino. Mujeres que en su día representaron a otras muchas que no conoceremos pero que sin duda existieron.
Nacida sombra ya ha hecho historia con una nominación a los premios Max 2018. El estreno tuvo lugar en el Festival Flamenco de Jerez del año pasado.