El brexit indica que se necesita una Europa para los ciudadanos

La junta directiva de Economistas Frente a la Crisis (EFC) ha hecho público un comunicado conocidos los resultados del brexit en el Reino Unido, en el que sostienen la necesidad de cambiar la política económica para recuperar Europa y evitar que se extienda aún más el sentimiento de disgregación.

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Portada de The Mirror sobre la victoria del «brexit»

Para EFC, la salida del Reino Unido de la Unión Europea es una pésima noticia para Europa que requerirá una firme respuesta con decisiones que permitan el avance hacia una mayor integración económica, que certifiquen el fin de las políticas de austeridad y que impulsen sin demora la democratización de sus instituciones, única vía para evitar que se sigan profundizando los desequilibrios económicos y sociales entre el sur y el norte, entre el este y el oeste y entre los ciudadanos de la Unión.

Recuerdan que en su manifiesto fundacional, Economistas Frente a la Crisis EFC aseguraba que el Estado del Bienestar es la propuesta de la Unión Europea para el mundo, y que sin esa propuesta la democracia perdería profundidad y, seguramente, también la Unión perdería parte de su sentido. El Manifiesto, escrito a finales de 2011, se centraba en las consecuencias económicas y políticas que las medidas de austeridad estaban teniendo sobre el crecimiento económico, sobre el desempleo y sobre el modelo de convivencia social en España. Durante los cuatro años transcurridos desde entonces: «hemos sido testigos de cómo una política económica errónea ha puesto en peligro la propia continuidad del proyecto europeo y generado enorme sufrimiento humano y social».

Agregan que «Europa siempre ha sido para España el origen de las ideas de cambio y de progreso: los ideales republicanos de la Revolución Francesa, los movimientos emancipadores surgidos a raíz de la revolución industrial, la libertad durante la dictadura… Nuestra entrada en la Comunidad Económica Europea supuso el regreso de España a un lugar del que nunca debió salir. Como ciudadanos españoles no podemos ser sino europeízas».

Y sin embargo, apuntan, «la arquitectura institucional europea y la respuesta económica ante la crisis han sido tan dañinas para el conjunto de los ciudadanos europeos que hoy el euroescepticismo es una corriente en alza sobre la que avanzan movimientos xenófobos y disgregados».

Para EFC, el resultado del referéndum sobre la continuación del Reino Unido en la Unión Europea no es más que la escalada hasta la sinrazón de estas fuerzas centrífugas e insolidaridad, y señalan como responsables de esta tendencia a los «gobernantes y líderes comunitarios que, tras haber alejado a Europa de su propio proyecto, alertan ahora paradójicamente contra la vuelta a las soluciones nacionales. La Unión Europea, frente a la crisis, ha fallado a los ciudadanos. Ha fallado en su objetivo de crear prosperidad, empleo, igualdad, solidaridad. Ha fallado porque no ha defendido su razón de ser, la propuesta de Europa a los europeos y al mundo: el Estado del Bienestar».

Y concluyen que, en este contexto, la respuesta no puede sino provenir de más Europa, pero advierten que «no debemos caer en un europeísmo naif, acrítico. La orientación de la política económica europea no sólo viene marcada por algunos países. Son las propias reglas del juego las que están viciadas por determinados intereses políticos e impiden el desarrollo de políticas económicas volcadas al progreso de la economía y al aumento del bienestar de los ciudadanos».

Consecuentemente, sostienen que «ya es hora de que las organizaciones políticas de la izquierda europea revisen su posición ante la construcción europea y las normas e instituciones que surgieron de Maastricht. Reconocerlo no es malo para la construcción europea».

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