La música que abre la representación de El burgués gentilhombre de Molière suena muy rococó y muy francesa y muy siglo XVIII, que diría Rubén Darío; también en los entreactos volverá a sonar esa misma música, evocando aquellos salones dorados donde brillaba el Rey Sol.
Pero el resto de la música que acompaña a la función -y que una vez introducida ésta, corona sus peripecias-, está compuesta a base de ritmos cubanos, de entradas y salidas llenas de gracia azucarera que nos traen toda la magia del Caribe a los veranos de Madrid.
Y es con esta dualidad interpretativa de un texto tan clásico como El burgués gentilhombre de Molière, como se transgreden todos los códigos de significación clásicos y modernos, mezclando la moral estrecha del barroco, sus ocultamientos y fingimientos, su amor por los disfraces, con la hipocresía actual más universal, poniendo de relieve el contraste entre lo que se aparenta con lo que en realidad se es.
Así se juega a lo largo de la obra un múltiple y variado juego, todo lo que permiten las caras del arte, y a la vez que nos reímos de ese nuevo rico que quiere a toda costa título de nobleza, se pone en solfa al machismo y se dice defender a la mujer (como lo hacía Molière), pero luego resulta que allí todos son hombres. O sea que todo por el pueblo pero sin el pueblo.
Los papeles de mujer están representados también por hombres (actores cubanos y españoles, ocho en total), lo que evoca tanto la confusión disfracística del barroco español como la ópera china y sus máscaras, todo vale con tal de epatar al burgués que somos esta noche cada uno de nosotros. Además, los que hacen de mujer son grandes y los que hacen de hombre son bajitos como diciendo: así es como yo veo a la humanidad; es lo que hay. O también, con esos cuerpos macizos de espaldas anchas que tan bien les sientan los decolletés: esto es una mujer y no vosotras.
No hay duda de que la directora Liuba Cid, versionadora a su vez de esta obra de Molière y gran conocedora del barroco español, ha querido dar la nota y lo ha conseguido. Porque si Molière tuvo el propósito de ridiculizar a las clases emergentes, la función actualiza ampliamente sus claves hasta llegar al comportamiento de los famosos de hoy, a las nuevas tecnologías y -no sé si con acierto o no- todo lo convierte en mascarada.
Irónica, irreverente, mordaz y divertida, todos los adjetivos le vienen pequeños a esta propuesta de la compañía Mephisto teatro que ahora nos acerca a Molière como antes nos trajo Donde hay celos, no hay agravios.
Mr. Jourdain, el nuevo rico y protagonista de la obra, representa un tipo humano que se ha ido reencarnando a lo largo de la historia hasta llegar a nosotros, pero ingenuo como es, al final todos consiguen sus propósitos burlándose de él.
Yo creo que los nuevos ricos de ahora no son tan ingenuos y saben muy bien con quién se gastan los dineros.
Título: El burgués gentilhombre, de Molière (1622-1673)
Versión y Dirección: Liuba Cid
Cía Mephisto Teatro
Reparto: Justo Salas, Guillermo Dorda, Rey Montesinos, uan Antonio Molina, Gabriel Buenaventura, Fidel Betancourt, Daniel Moreno, Jorge Ferrera
Diseño de vestuario y espacio escénico: Susana Moreno (LaDoppia©)
Espacio Sonoro: Pilar Ordóñez
Técnico de Sonido: David Garrido
Diseño de luces: LC Performance
Técnico de luces: Eduardo Astorga
Dpto. Comercial: Leonardo Buenaventura
Producción y distribución: Mayda Bustamante
Arte Promociones Artísticas S.L
Jardines del Galileo (veranos de la villa)
Fecha: 4 de agosto de 2014
Nunci, se te olvida mencionar cómo trabajan el español estos artistas cubanos y españoles, que hasta un sordo puede captar a la perfección el texto por cómo lo miman y cómo lo ensalzan. Ni una sola sílaba queda a medio decir. Yo voy a volver una noche a los jardines de allí fuera, donde juegan los niños durante la función, sólo para oírlos.