Juan Ramón Jiménez: las flores también nacen en el infierno

“Soy animal de fondo”, afirma Juan Ramón Jiménez. Poeta que es reclamo vivo y maldiciente a un dios que se esconde en la hojarasca. Arrea su burro para escapar de la soledad que le ha hecho perder la cordura. Un 23 de diciembre (Moguer, 1881) marcó su llegada al infierno. ¿La depresión ocurre o se gesta? Inhabilitado mentalmente para la felicidad, opta por escribir: flores que nacen como poemas.

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Xulio Formoso: Juan Ramón Jiménez y Platero

No son cuentos para niños. La ternura tiene ojos de azabache y lomo de acero para soportar las cargas más pesadas. Las estaciones van al trote: infancia, juventud, adultez y vejez se confunden en el calendario de los olvidos.

Cuando se descorren las cortinas del pesar estás para ser y nombrarte. Verbo subjuntivo. Ánima calificativa. Pronombre poseedor de todas las dudas. Conjunción inmaterial sin arte ni parte en esta concreción virtual de una leyenda que nadie otea.

Platero y tú. Platero y yo. Un abismo marcado con látigo de espigas rojas. Devenir. Subvertir. Soy un animal de fondo: aire, tierra, mar.

Aire. Sonetos espirituales. La muerte se asoma a la ventana. Muerte padre, muerte amada. Muerte burriquito aventurero.

Tierra. Soy y no hay remedio. Ni culpa. El Nobel de Literatura premia tu tesón en 1956. Eres de España. Eres del mundo. En cada sitio donde viviste seguramente a los burros se les llamará Platero.

Mar. Quizás después de todo el dolor haya un mar de posibilidades. Los imposibles atraen y tú, Juan Ramón, nombre de pueblo, nombre trillado, tú me estás tentando.

Soy un animal de fondo, sin dios deseado, sólo deseante. Anhelo la sencillez plateada que cual la vida “viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe”.

  • Palabra: Ileana Ruiz
  • Ilustración: Xulio Formoso

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Ileana Ruiz
Ileana Ruiz (Venezuela). Activista de derechos humanos, investigadora social y periodista. Asesora en resolución de conflictos, educación popular, participación ciudadana y derechos humanos y profesora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Articulista en el semanario venezolano “Todosadentro” del Ministerio de la Cultura desde 2006. Premio Nacional de Periodismo de Opinión, 2013. Entre sus publicaciones: De la indignación a la implicación (2006); Pueblo de agua: Cuentos para la educación en derechos humanos sobre la identidad del pueblo warao (2009); Servicio de policía bajo la mirada ciudadana (2010); La clave del acuerdo. Practiguía para la resolución pacífica de conflictos (2011); Pasos dados poco a poco. Memoria y cuentos del proceso de constitución de los Comités Ciudadanos de Control Policial (2012).

2 COMENTARIOS

  1. Y…Con tanto dolor cómo se vive? Cómo se puede continuar si vemos el horizonte siempre inalcanzable? Platero y yo, el primer libro que le regalé a mi nieto, sin haberlo leído. A él le gustaba que se lo leyera aunque estoy segura de que jamás lo entendería a su edad, pero le quedó algo. Le gustan los burros, a mí los libros. En cuanto al contenido de tus crónicas, unidas a las rayitas de Formoso forman una dupla maravillosa. Haciendo una retrospectiva, tienes mucha razón, se muere más por falta de amor q por la enfermedad. Que les sobren los abrazos q a mí me están haciendo falta. Les envío los míos.

  2. Pues si, sólo después del dolor se abre un mar de posibilidades, sólo después del dolor encuentras la paz y el sosiego que te permite seguir entre el aire y la tierra siempre y cuando el dolor no te deje enclaustrado en ese estado desconocido que llamamos locura y que va ineludiblemente unido a la depresión muchas veces causada por la soledad. Mirada perdida buscando el momento en que la incertidumbre y el desconcierto te hicieron tomar el camino del aislamiento para poder sobrevivir…!Y así vivimos entre aire, mar y tierra ….!

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