Una tal Ludmila Vinogradoff, durante años corresponsal en Venezuela del periódico liberal El País y ahora propietaria de un blog en el superconservador ABC, es uno de los más firmes baluartes en el exterior de la derecha caciquil venezolana; y está en su derecho. Su libertad de expresión es tan sagrada como la mía y, como jamás dijo el filósofo parisino Voltaire (nacido a finales del siglo XVII como François-Marie Arouet) aunque llevamos tres siglos adjudicándoselo, “no estoy de acuerdo con lo que dice, pero defendería con mi vida su derecho a expresarlo”.
Lo que no impide que yo haga uso de ese mismo derecho a la libertad de expresión para denunciar la manipulación informativa llevada a cabo hace unos días por la señora Vinogradoff cuando, para apoyar una información titulada “Fascismo puro y ma-duro”, referida a la represión de las manifestaciones callejeras de los últimos días protagonizadas por la oposición venezolana nada más negarse a reconocer la victoria de Maduro, utilizó unas fotografías de disturbios y represión policial en Egipto; entre otras, una en que los militares agreden a una mujer caída en el suelo.
La señora Vinogradoff –que en su perfil presume de ser mestiza de ruso y china, o de rusa y chino no estoy segura, ignorando que eso no es ningún mérito sino un producto del azar- ha manipulado la información, y es culpable de falta grave a la deontología periodística. Pero tan culpable como ella es la dirección de ABC que permite que en sus páginas –aunque sean virtuales- se cometan ese tipo de fechorías.
Días más tarde, tan cerca como el 19 de abril de 2013, en el mismo blog, la señora Vinogradoff reconocía los hechos: “Aquí queremos rectificar y ofrecer disculpas por la publicación de fotografías en nuestro artículo “Fascismo puro y duro”, donde muchas de ellas no se corresponden con la fecha, país y circunstancias de la realidad venezolana. Fue un error no haberlas verificado antes de publicarlas en nuestro contexto”.
Y, sin más, pasaba a otra cosa. A lo suyo, que es denunciar “sin verificar”.