Yo dimito, tú dimites, el ébola dimite

España está a punto de estallar. Al de los brotes verdes le pasó algo parecido. Al final al perro flaco todo se le hacen pulgas, y Mariano, que no se saca conejos de la chistera y ve raíces vigorosas en sus árboles, tiene un problema de una magnitud insospechada. La chica-para-todo, alias Soraya, está que no cabe en sí de gozo porque tiene más problemas que Heidi buscando a Marco. Fuera del cachondeo que esta circunstancia me sugiere, me gustaría saber para qué tanta comisión, para qué tanto sujeto rodeando como si fuera la Virgen del Pilar a la ministra de Sanidad y para qué tanto protocolo.

La cagada sin precedentes pasará a los anales de la historia de la chapuza española porque esto no se puede consentir. Una mujer al que el impresentable de Javier Rodríguez ha llamado incapaz, está al borde de la muerte por ayudar a una persona. Estamos hablando de una enfermedad devastadora que se ha llevado a miles de personas en África y todo da igual. Es increíble cómo asistimos al espectáculo de la incompetencia y lo vemos como si fuera una película de Harrison Ford. Lo malo es que Mariano, que ya no tiene discurso, no es él, y ésto, no son los Estados Unidos de América. Esto es la España profunda que tiene varios palos y ninguno parece sujetar semejante berenjenal.

Entretanto, el mister dice que no lo dice él, que no lo dice el gobierno, que lo dice la OMS, Europa, como si el continente tuviera voz de repente y las personas que leen la prensa no supieran que este país sirve para cañas y tapas pero no para solucionar nada serio; que está todo controlado. Que se lo digan a Rita, la cantaora… En el corro de la ministra que ha comparecido menos de veinte minutos en cinco días, en varios ratos distintos, aparecen todos los consejeros, los de las comisiones que cobran a destajo y tienen como el de Madrid, la vida solucionada. Yo no sé si la vergüenza llega a algún lugar y si éste se llama España, lo que sí sé es que esa chica está a punto de irse al otro barrio y aquí estamos hablando de la mar y de los peces, como siempre.

Dimitir, no dimite ni Blas, porque entre todos la mataron y ella sola se murió como dice el refrán,  pero esto no acaba aquí. España es ahora un lugar en donde sabemos que no somos capaces de sacar adelante un problema y de salud, ni hablemos. No es un asunto político. Es un asunto de  las personas que están al frente de puestos de responsabilidad que se han descubierto con la mejor de sus caras; la de la inutilidad manifiesta que ha hecho que se sepa con qué cartas jugamos.

Eso es compatible con que los chorizos que dan asco a la población que han engañado a las personas honestas que ahora piden en Cáritas un plato de lentejas, se gasten en putas y en bares de alterne un dinero que al más honesto de los canallas le daría vergüenza utilizar. Paga Caja Madrid, y ¡que viva España.!  Asco es lo que le da a la población. No se trata de hablar de Podemos ni de si queremos otro pieza que juegue con los españoles. Se trata de que un país, con seis millones de parados, con familias que no llegan a fin de mes, con personas que no tienen ayudas, con ancianos que se mueren solos, con inválidos que no disponen de recursos, sean ninguneados por estos impresentables que les mueven como si de Pinocho se tratara; mintiendo, siempre mintiendo.

No es el ébola sino lo que sucede mientras éste pasa. Probablemente todos, incluso los que menos saben, ya han hecho chistes en la red y el cachondeo pasa porque o nos lo tomamos así o a ver quién empieza a dimitir. Que si los trajes no estaban en buen estado, que si no se desinfectó bien, que si mandaron a casa a la enfermera, que si hay que matar al perro, que si se han contagiado todas las personas que la han tratado. Todo eso suma una desinformación que hace que la sociedad tiemble, la ministra no sepa por dónde empezar y el país se sumerja en lo que le faltaba para sellar la crisis.

Una Ana Mato que se entera por la prensa de todo lo que se cuece en su ministerio y que es ninguneada por la chica para todo que al final, resulta que es además de competente tremendamente inteligente. Hay que reconocerle al gallego que el fichaje de la vice le ha sacado de varios marrones y le pega a todo incluso una comisión especial para supervisar la otra comisión como si fuera la mili. Mientras eso sucede, quince personas están en observación y lo que te rondaré morena.

Entre tanto, Mas ha pasado a mejor vida y aunque insiste en que sucederá lo también inevitable,  el país de nunca jamás, sigue siendo noticia. Y como cosa liviana, por si no han tenido suficiente chorizos ahora vamos con las chorizas que cubren parte de la parrilla e incluso recopilan dinero a ver si no llevan a la cárcel a semejante defraudadora. Hablamos de Isabel Pantoja que ya puede entonar el Sol, Do, Mi con la Zaldívar, alias la de las bolsas de basura para que se siga hablando de gente que ha robado, ora en un ayuntamiento, ora en la caja de Madrid, ora en donde pille.

Esto da asco. Lo repito hasta la saciedad porque en este país en donde el que no llora, no mama, el que no roba, no vive y el que me quiten lo bailao es el que sobrevive no tienen derecho a exigirle a los jóvenes que no se buscan el futuro. La mierda sobre la que pisan cada día es un ejemplo indigno de gobernantes que en cualquier país bananero sería comprensible, pero que tildados de manejar el euro y de pertenecer a la vieja Europa, da asco, y sigue dando asco.

¡A ver quién dimite! y lo mejor de todo, ¡a ver a quién vota usted! No sé si poner el día de las elecciones todas las efemérides que hemos tenido que ir viviendo día a día en este santo país. No sé si podremos, lo que sí sé es que están abonando el terreno para que Podemos o cualquier partido que salga que ofrezca no robar, sea votado. Y los que han robado, a la cárcel. No hay mucho más que hacer.

¡Ojalá Teresa salga adelante! ¡Va por ti! Te mandamos fuerza, lucha y que tu cuerpo pueda vencer esa terrible enfermedad. No pedimos nada especial; solamente que se sepa la verdad, que se actúe en consecuencia, que la población esté tranquila, que el turismo no se vea afectado, que España sea un país digno; solo eso. De los muertos de África ni hablamos, que son muchos. El ébola para ellos, que ya están acostumbrados a sufrir. Eso sí el día de Pilar seremos todos muy patrióticos y estaremos ahí, no vaya a ser que me pierda el desfile que luego hay comilona y a lo mejor pierdo comba.

Y a Teresa, la que tenía que haber hecho un máster para ponerse un traje, que la zurzan.

¡Qué asco!

Ana De Luis Otero
PhD, Doctora C.C. Información - Periodista - Editora Adjunta de Periodistas en Español - Directora Prensa Social- Máster en Dirección Comercial y Marketing - Exdirectora del diario Qué Dicen - Divulgadora Científica - Profesora Universitaria C.C. de la Información - Fotógrafo - Comprometida con la Discapacidad y la Dependencia. Secretaria General del Consejo Español para la Discapacidad y Dependencia CEDDD.org Presidenta y Fundadora de D.O.C.E. (Discapacitados Otros Ciegos de España) (Baja Visión y enfermedades congénitas que causan Ceguera Legal) asociaciondoce.com - Miembro Consejo Asesor de la Fundación Juan José López-Ibor -fundacionlopezibor.es/quienes-somos/consejo-asesor - Miembro del Comité Asesor de Ética Asistencial Eulen Servicios Sociosanitarios - sociosanitarios.eulen.com/quienes-somos/comite-etica-asistencial - Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland) - Libros: Coautora del libro El Cerebro Religioso junto a la Profesora María Inés López-Ibor. Editorial El País Colección Neurociencia y Psicología https://colecciones.elpais.com/literatura/62-neurociencia-psicologia.html / Autora del Libro Fotografía Social.- Editorial Anaya / Consultora de Comunicación Médica. www.consultoriadecomunicacion.com Actualmente escribo La makila de avellano (poemario) y una novela titulada La Sopa Boba. Contacto Periodistas en Español: [email protected]

1 COMENTARIO

  1. No se puede decir más alto ni más claro: ahora solo nos falta a todos dar el siguiente paso: echarlos y rezar (o lo que sea) para que los que vengan sean solo un poco mejores, más capaces y más honrados, lo cual, por cierto, no sería nada difícil

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