Como si Franco viviera. De nada sirve que entre las víctimas del 11-M haya católicos, pero también evangélicos, ortodoxos y posiblemente de otras creencias o ninguna. Manda el Vaticano. En la España nacionalcatólica de Rajoy a las órdenes de la Conferencia Episcopal católica no ha lugar al prescriptivo funeral de Estado como corresponde a un Estado aconfesional: una celebración interreligiosa e intercultural en memoria las víctimas. El Estado aconfesional no existe. Sólo la Iglesia católica, con la propia Costitución a su servicio. Monopolio total y absoluto del nacionalatolicismo redivivo.
El espectáculo no pudo ser más triste. Y alarmante. El rodillo nacianalcatólico de la larga noche de piedra del franquismo revive con más crudeza si cabe, pues si en la España de Franco se nos discriminaba como “acatólicos” a los que practicábamos una religión distinta de la oficial o ninguna religión, ahora sencillamente se ignora olímpicamente a protestantes, musulmanes, judíos, ortodoxos… así como a todos aquellos ciudadanos agnósticos o ateos. Se nos hace pasar a todos por católicos y listo. No hay más consigna que “Todo católico, Solo católico, Siempre católico”.
El teólogo Juan José Tamayo lamentó que el funeral celebrado este martes en memoria de las víctimas de los atentados del 11 de marzo haya sido monopolizado, según dijo, por la Iglesia católica, en lugar de una concelebración en la que intervinieran representantes de todas las religiones.
En declaraciones a Servimedia a propósito de la no intervención de representantes de todas las religiones, Juan José Tamayo afirmó que “esto demuestra cómo aún perviven muchos restos del nacional catolicismo en nuestra sociedad”. “Catolizamos a las víctimas y catolizamos el culto, sin ninguna solidaridad ni sensibilidad interreligiosa ni intercultural”, vino a decir.
El hecho de que a la ceremonia se invitase a líderes musulmanes y de las iglesias protestantes y ortodoxas, que de hecho acudieron -si bien en el triste papelón de convidados de piedra-, demuestra hasta qué punto el nacionalcatolicismo marca la agenda de las más altas instancias del Estado. A los «acatólicos» se les cursa la invitación para que asistan y hagan bulto, pero el protagonismo absoluto es el de la Iglesia católica a través del cardenal Rouco Varela.
Mención aparte merece la decisión de la Federación Protestante FEREDE de no acudir. En un comunicado hecho público hace unas horas explica las razones por las que decidió declinar la invitación hecha por la Fundación Víctimas del Terrorismo a participar en representación de los protestantes y evangélicos españoles en la misa funeral que se ha celebrado hoy en la Catedral de la Almudena a favor de las víctimas del 11 M.
FEREDE lamenta “la falta de sensibilidad demostrada, una vez más, con la realización en este décimo aniversario de un funeral de carácter confesional católico”. Considera que este acto confesional podría suponer “una innecesaria y dolorosa relegación u olvido de las víctimas no católicas o bien, en el caso de haberse celebrado en memoria de todas las víctimas, un atentado a la dignidad de las creencias de las propias víctimas quienes, además de haber pagado con su vida o integridad física los actos de los terroristas, deben sufrir ahora el ser violentados en sus conciencias”.
Lástima que en sus respectivos programas del pasado domingo en La 2 tanto musulmanes como evangélicos no abordaran, así hubiera sido de pasada, la inminente celebración del décimo aniversario del 11-M. (Cosa que tampoco hicieron el domingo anterior con la celebración del Día Internacional de la Mujer, lo cual pone en evidencia más que la invisibilidad social de la creencia, la falta de «visión de la jugada» de los dirigentes de las minorías religiosas en lo que respecta al uso de los medios).
¡Ayyyy! Si ni siquiera para un funeral existe la tolerancia y respeto por los sentimientos y espiritualidades religiosas, o no, de otros, es nulo lo que podemos esperar para otros aspectos de la sociedad.
O quizás en realidad la Edad Media no se ha ido, se mantiene camuflada.