Tuvo lugar a finales del XIX, un 19 de agosto de 1839 cuando el gobierno francés determinó que la fotografía nació ese día en París. La Academia Francesa de Ciencias presentó el daguerrotipo, realizado por Louis-Jacques Daguerre. Una técnica de impresión única que haría que gracias a la luz y a la sensibilidad de una lámina de haluros de plata tuviera lugar a una imagen que fue presentada sobre un cristal.
Más tarde se imprimió sobre madera y luego los soportes fueron variando a lo largo del siglo XX. Daguerre, discípulo de Niepce que fue el que en 1826 capturó la primera imagen consiguió que estas permanecieran en el soporte. De ahí a nuestros días, con todo lo que supone en cuanto a revolución tanto tecnológica como científica. Muchos han sido los fotógrafos especializados que han dedicado su vida a contar en imágenes lo que veían.
En este día, los fotógrafos de todo el mundo dan constancia de la belleza y la pasión que les mueve a no abandonar el oficio más grato del mundo. La imagen sigue conectando a las personas de todo el mundo y da constancia de todo cuanto tiene lugar. Ser fotógrafo no pasa por tener una cámara, sino por sentir que lo que tienes delante debe ser comunicado en ese instante, con esa toma y con esa luz. No es disparar por disparar, sino ver y después disparar. La fotografía nace en cada mente que dibuja y conforma las imágenes como son vistas y descritas; algo realmente apasionante cuando sucede. Ser fotógrafo es una cualidad, que puede existir aunque no se haya estudiado nunca imagen; una devoción que no está sujeta a paradigmas ni a modas, es mi forma de ver lo que acontece, nada más y nada menos.
Al ser también el día de la asistencia humanitaria, la fotografía se solidariza con sus imágenes con todas las personas que dan su vida por ayudar a los demás; imágenes que hacen palidecer a quienes las ven porque son el fiel reflejo de lo que sucede y no cae en el olvido.
La fotografía según Korske Ara, fundador del World Photo Day tiene el poder de contar historias, inspirar generaciones y crear un impacto positivo al mundo.
Con los móviles, las plataformas y las redes sociales la fotografía se ha popularizado pero también se ha perdido la esencia de lo que es bueno, lo que realmente conmueve y lo que da constancia de la veracidad de los hechos. Hoy en día se «sube» a la red cualquier toma que ha sido realizada por un móvil y no es el aparato el que hace la foto. No importa la cámara ni la calidad del objetivo. El ojo del fotógrafo es único y es el que ve; su forma de ver es esa. Ya puede ser una hoja, un atardecer o la muerte de un soldado; la imagen describe en su iconicidad con una fuerza insólita qué ha sucedido en ese preciso instante; ese, que sin duda ha sido captado por un fotógrafo que estaba ahí y ha decidido contar esa historia.
Dentro de la fotografía sin duda, el fotoperiodismo es la especialización más dura y significativa de su historia. Disparar y describir sin palabras lo que acontece para dar constancia de lo que hemos visto es sin duda, una dura experiencia que relata y manifiesta aquello que debe permanecer en la historia de las imágenes. Agradecemos a nuestro colega Javier Sánchez-Monge Escardó la cesión de sus fotografías de los Rohinyas. En ellas vemos plasmado el dolor, la alegría, la vida que necesariamente sucede en un lugar del mundo; ese que él pudo guardar no solo en su retina sino en sus brillantes imágenes; comprometido escenario que nunca le fue indiferente.