Del posfranquismo a la esclerosis en el camino del capitalismo y la seducción
Murió Franco. Mas siguió el dominio de quienes lo mantuvieron en vida. Con sus poderes. Con su nefasta influencia sobre la población. La Iglesia católica. El Ejército. La justicia. La Banca. La dependencia de Estados Unidos. Algunas libertades, siempre controladas, restringidas en algunos casos. El desarrollo. La corrupción y a su amparo el mayor bienestar de clases medias y cierto despegue de la clase obrera, beneficiada por el descontrol económico.
A la emigración sucedió la inmigración que formabas bolsas de mayor pobreza dentro de los trabajadores e iba dividiendo también el desarrollo social. Intelectuales, profesionales, cerraban en su mayoría los ojos ante las injusticias que iban destruyendo el país en sus aspectos ecológicos y agrandando la brecha entre una clase minoritaria y corrupta con cada vez mayores beneficios y otra agrandada y que cuando llegó, no la crisis, como dicen, sino la hora de obtener mayores ganancias a costa de contratos con menos derechos, recortar salarios e imponer horarios más explotadores, mostró la razón de ser de los estigmas del llamado neoliberalismo.
Ya no se «beneficiaban todos» como decían años atrás, sino que se mostraban las diferencias abismales existentes entre explotadores y explotados. Desgraciadamente sindicatos y partidos de izquierda contribuían con sus nefastos compromisos con el poder a espesar el velo que cerraba los ojos y anestesiaba las voluntades de quienes, no solo proletarios, sino todos los asalariados, profesionales o clases medias, eran víctimas de una explotación cada vez más agudizada.
PP-PSOE eran los causantes de esta situación en su alternancia del poder, en sus intereses estratégicos y en sus políticas escasamente diferenciadas a la hora de mantener el Estado al servicio de las multinacionales económicas, políticas y culturales capitaneadas por Estados Unidos, Alemania y sus países adheridos.
La economía actual es corrupción, explotación, saqueo de materias primas, guerras y dominios de pueblos para crear gobiernos títeres a su servicio, propaganda y publicidad que impone nuevos catecismos a los ciudadanos, desunidos, esquilmados, utilizados como simples máquinas a las que se expolia su rendimiento y se las desviste de sus derechos cívicos y sociales alzando muros inabordables entre los modos de vida de los oligarcas -en sus terrenos acotados y protegidos, con servicios de policías y seguridad privada- y los trabajadores encerrados en macro espacios que parecen nuevos campos de concentración liberados de sus viejos usos y más libres y desarrollados..
Lo importante es que el PIB progrese, se mentanga la prima de riesgo, crezcan los beneficios de los bancos, y la calidad de vida de los ciudadanos,y aunque se deteriore, no cuestione por otras parte el consumismo.
¿Que los terrenos se agotan en su capacidad productiva, que la Tierra se envenena, que la polución enferma a millones de ciudadanos, que las capas de hielo se derriten y aumentan el nivel de los mares amenazando con devorar numerosas ciudades, y los desiertos amplían su dominio sobre tierras calcinadas por falta de agua? Nada importa: el sistema vive al día y en base a sus beneficios. El futuro para él no existe. Todo se crea con una base desechable para que sea sustituida de inmediato por productos renovables.
Y la publicidad, atosigante, poderosa, es una violencia más, servidora del terrorismo moral y económico que se ejerce no sólo sobre las personas sino también sobre la Naturaleza y el Planeta Tierra..
Escribe Stuart Ewen:
«Mientras no nos enfrentemos a la infiltración del sistema de mercado hasta en los menores intersticios de la existencia, el propio cambio social seguirá siendo un producto de la propaganda de las marcas… Hay que seguir vigilantes y rechazar cualquier modo de progreso propuesto por las empresas».
Tiempo de elecciones
Y mientras seguimos en tiempo de elecciones. Luchas por los escaños, es decir, poder, dinero y mantenimiento del sistema de explotación que venimos arrastrando 40 años. AL PP_PSOE se ha unido un posible recambio, que se denomina Ciudadanos. Por si falla alguno de los dos.
El partido comunista sigue arrastrando su crisis desde los tiempos de Santiago Carrillo. Indefiniciones, colaboraciones con el poder, luchas tribales, falta de programas renovadores -Anguita fue acusado por intentarlo, Garzón ahora, desde su debilidad intenta rehacerlo-.
El único viento, surgido en las mareas que a partir del mayo de 2011 llenaron de gritos ciudadanos las calles del país, intenta, con sus problemas, marcar un nuevo rumbo a esta larga y agónica decadencia.
Ni banderas y falsos nacionalismos -al servicio de corruptos y servidores del neoliberalismo y el Imperio- ni lenguajes emporcados en esta devastadora tradición heredada del neofranquismo: la libertad y la acción revolucionaria, no ya para hoy, para cuando los gritos ciudadanos impongan una necesaria transformación revolucionaria que desde ya debe irse formando, es nuestra única utopía, es decir, esperanza.
peor lo mal que les va a los pobres estadounidenses… que más allá de pequeñas variaciones, llevan más de dos siglos con los mismos dos (2) partidos…