Cómo planificar tus ahorros eligiendo el mejor depósito bancario

Los depósitos bancarios son probablemente el producto financiero más clásico y popular. Su funcionamiento acostumbra a ser sencillo, aunque eso no quita que haya que fijarse en todos los detalles antes de contratar uno… Para empezar, es importante saber de qué hablamos cuando pronunciamos ese término. Comencemos.

Qué es un depósito bancario

Un depósito bancario es un vehículo a través del que conseguir una rentabilidad a partir de un dinero que tenemos ahorrado. Esto se consigue depositando dicho capital en un banco durante un periodo de tiempo determinado. Al finalizar este plazo, la entidad nos devolverá el dinero, junto con una cantidad extra, lo que se conoce como intereses generados.

Es importante tener en cuenta dos factores:

  • Los intereses que conseguiremos dependen del tipo de producto que contratemos. De ahí la importancia de fijarse y escoger bien el tipo de depósito según nuestras necesidades.
  • En la mayoría de los casos, no podremos hacer uso de nuestro dinero (retirar una parte, realizar transferencias, etc.) mientras transcurra el plazo inicialmente marcado. O, si lo hacemos, perderemos parte o totalmente los beneficios (intereses) que éste iba a generar.

Tipos de depósitos bancarios

En esencia podemos encontrarnos con hasta tres tipos de depósitos en el mercado. Aunque al hablar de depósitos muchas personas se refieren a un tipo en concreto (los de plazo fijo), el concepto puede abarcar los siguientes productos:

  • Depósitos a plazo fijo. Como decíamos, los más comunes. Son aquellos que permiten conocer la rentabilidad que lograremos al acabar el plazo marcado para la inversión… antes de la firma del contrato.
  • Depósitos referenciados. En este caso los intereses que obtendremos dependerán de un índice al que se referenciará –de ahí el nombre- el depósito. Si éste sube (pongamos por caso un índice de la bolsa, que depende de la cotización de una o varias empresas o de una divisa), también lo harán nuestros intereses a cobrar.
  • Depósitos combinados. Son una mezcla de los dos anteriores. Una parte del depósito se fija previamente y la otra estará sujeta a la evolución del índice al que referenciemos nuestro dinero.

Rentabilidad de los depósitos

Cuando hablamos de la rentabilidad asociada a un depósito solemos escuchar términos como TIN y TAE. El primero hace referencia a la Tasa de Interés Nominal (TIN), que es el tipo de interés que el banco utilizará al prestar nuestro dinero a terceros. Sin embargo es la Tasa Anual Equivalente (TAE) el dato que, como clientes, más nos interesa, ya que calcula el rendimiento anual que obtendremos con nuestro dinero.

Por ejemplo, en Banco Mediolanum ofrecen hasta tres tipos de depósitos diferentes, con sus correspondientes rentabilidades: 1,25% TAE, 1,75% TAE y 4% TAE. La diferencia entre estos rendimientos responde a la variedad de plazos y condiciones asociadas a cada producto.

Cómo planificar tus ahorros junto a un asesor financiero

Es precisamente esta variedad de opciones la que en ocasiones dificulta elegir el depósito que más se ajusta a nuestras necesidades. Porque, como ya hemos mencionado, la clave para no equivocarnos es conocer al detalle el producto que estamos contratando.

Para ello en muchas ocasiones la decisión más inteligente es contar con los servicios de un asesor financiero. Este profesional te orientará sobre qué camino seguir para sacar el mayor partido a tus ahorros. Y lo hará después de escuchar tus planes, objetivos y características particulares como ahorrador.

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