La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la demencia una prioridad para la salud pública. Cuando hablamos de demencia senil o de personas mayores que se están demenciando, acudimos a uno de los procesos más dolorosos por los que atraviesa la familia, que lejos de poder ayudar, acompaña en el día a día al paciente que lentamente pierde sus funciones cognitivas.
Todos los procesos de demencia comienzan con una pérdida progresiva de la memoria y es una de las principales causas de invalidez en los adultos. Cuando el deterioro cognitivo es leve, se nota que existe cierta limitación en los hábitos de vida pero no se puede hablar de demencia como tal.
Para diagnosticar la demencia, según se describe en el manual de trastornos mentales, (DSM IV), deben existir, al menos, la pérdida de una o más capacidades cognitivas; siendo la memoria una de ellas, y la otra, una capacidad ejecutiva; el lenguaje, por ejemplo. Si tenemos estos datos y la vida diaria está interferida, es decir, la persona necesita de otro para comer, saber cuándo dormir o asearse, entonces hablaremos de un problema mayor. Si no existe una pérdida significativa de memoria con respecto a otras funciones cerebrales y si tampoco existe una conciencia de tener una vida disruptiva, hablaremos de una demencia progresiva y lenta que cursa con deterioro cognitivo leve. Esto supondra que el paciente en consulta puede que interrogado por sus capacidades esté lúcido y despierto y no muestre olvidos; sepa su nombre, qué hace etc.
Lo normal es que en estos estadios que conforman la demencia senil, el anciano atraviese por períodos de depresión y ansiedad precisamente porque se ve aquejado de mala memoria; nota que pasa algo y es irritable y se enfada. La disminución de la memoria debe ser medida y por tanto, contrastada con el rendimiento normal que antes tenía el paciente. Si estos datos no se encuentran interrogando al enfermo, los familiares deben referir en consulta todo lo que notan y sobre todo, la pérdida de capacidades.
En el deterioro cognitivo leve el fallo de la memoria episódica reciente, los olvidos, se suman a los síntomas maníacos que les hace tener angustia, mala relación con sus familiares y trastornos emocionales cuando notan que algo sucede.
En algunas demencias vasculares en donde está comprometido el parkinson en algunos enfermos, estos síntomas se notan así como en las demencias frontotemporales que comienzan con esos datos sobre todo en la función ejecutiva del paciente; incapacidad para hacer tareas normales; lavarse los dientes, cocinar, saber decidir, etc.
A estos pacientes se les asocia siempre una anosognosia (falta de noción de la enfermedad) y también tienen falta de juicio; no deciden si sí o si no. A ello le sumamos una cierta labilidad emocional, mucha apatía y una angustia que les hace irritarse en exceso. En algunos casos tienen delirios; me roban, por ejemplo; tienen episodios confusionales; repiten actos; cerrar una puerta, abrir el bolso, etc. no saben qué día es o qué deben hacer; y todo ello debe comunicarse al médico dado que se puede estar organizando un accidente vascular cerebral o un estado infeccioso de alguna etiología.
La demencia no solo afecta al paciente sino que la familia lo nota, es un trastorno para los hijos y normalmente en los primeros años es frecuente negar la mayor. Es frustrante, angustioso y sobre todo, demoledor, ver cómo termina cognitivamente una persona. En este sentido, conviene acentuar que en pocos meses el paciente estará cognitivamente incapacitado para firmar, decidir etc, y es conveniente mientras este tenga algo de memoria, preguntarle dónde quiere estar enterrado, cómo prefiere vivir, entre otros aspectos.
Las demencias, todas ellas, pueden causar un delirium que es potencialmente reversible, pero si causan una pérdida definitiva de neuronas o de sus conexiones, será definitiva. Según la etiología podemos considerar las degenerativas como el Alzhéimer o la demencia frontotemporal, enfermedad de Pick, como las que no tienen compromiso motor, y otras como la enfermedad de Huntington, la parálisis supranuclear, las ataxias espinocerebelosas que sí lo tienen, entre otras.
Por otro lado, es frecuente que las demencias vasculares, pueden llevar a microinfartos cerebrales así como a un accidente vascular único aunque existen otras demencias menos frecuentes que comprometen a la sustancia blanca como la esclerosis, las leucodistrofias, etc. y otras, por fallos metabólicos o carenciales aunque son las menos frecuentes.
El comienzo siempre es duro pero debe identificarse para poder continuar. Si el familiar cambia, si comienza a cometer errores, fallos de memoria o conductas inadecuadas es porque algo está sucediendo.
De acuerdo con los síntomas, el neurólogo debe precisar si existe entre los episodios de confusión, también, otros aspectos que hagan sospechar otro tipo de enfermedades. Si se compromete o no el sistema motor; si solo es la memoria, o si resalta el aspecto conductual sobre los demás, que hará prever una demencia frontotemporal típica en ancianos a partir de los 85 años.
Es importante el diagnóstico para mantener el estado y las alteraciones emocionales y conductuales a raya así como otros fármacos para sostener la degeneración progresiva. En pacientes muy agitados cuando el sueño ya es muy difícil de mantener, los hipnóticos y los tranquilizantes les hacen tener una calidad de vida que pueden sostener en el tiempo.
En cualquier caso, todos los pacientes mayores de 80 años deben tener tanto actividad motora, cognitiva, gimnasia, ejercicios para deterioro cognitivo a diario, labores del hogar, juegos de salón, conversaciones, etc, siempre supervisadas para no tener accidentes con el fin de mantener el deterioro cognitivo a raya y procurar que mientras vea la tele hable o comente qué está sucediendo. Es mejor que solo sea un interlocutor que mucha gente porque en una conversación es fácil que no interactúen y se sientan desplazados. En las etapas finales existe una importante degeneración en todos los aspectos y son pacientes que requieren un cuidado total.
La demencia es el peor de los estadios según dicen los médicos, aunque en muchos casos, contradictoriamente, son pacientes con buena salud porque lo que ha enfermado es la cabeza.