Comienza la jornada sin hipocresías, quitándote ese lastre que no aporta, en positivo, dibujando sonrisas sentidas de verdad, con ésta que os comparto desde ya, con el compromiso no escrito de vivir, de ser entre iguales, de abordar el sentido y el sentimiento de cada hora, que es tuya, sí, por definición desde el respeto y la concordia.
Contemplo ahora un soberbio ejemplo. Me vale como experiencia de existencia. Mi amiga Lucía brilla incluso en un día como hoy, cuando se solapan las tormentas. Rezamos por ella, y en el fondo, con esta actitud, nos liberamos a nosotros mismos. Es un gusto contar con gente así. Nos salvan.
Por favor, desde una óptica ilusionante intenta que la razón te acompañe, pero no te agobies. Hay quienes se esfuerzan en demostrarte lo contrario, hagas lo que hagas. Eres la esencia perfecta, incluso con tus frases rotas o torcidas. De todo se aprende, y, cuando guardamos una lección de cada evento que luego aplicamos, el momento, lo rozado, merece, ha merecido, la pena. Debemos emplear energías en ese territorio.
Otra reflexión con carácter moralizante: lo bueno de los días en que algunos te demuestran que no son amigos… es que los amigos sí te subrayan, en paralelo y de una guisa extraordinaria, que lo son. Hay una determinante compensación. Divisa, por ende, con un buen espíritu.
Oteemos intentando aprender. Indaguemos, y desde un propósito sanador nos hemos de decir en favor de un referente: “Cuando no te veo, cuando surge algo, siempre te sueño, incluso despierto. Eres el mejor antídoto”. Las medicinas naturales están en todas partes. No lo olvidemos.
Es otro día, pero no es un otro cualquiera. Es tuyo, y mío, de todos. Debes tener voluntad y entregarte a él. Intenta que no se quede en palabras. Vaya por delante mi anhelo hondo y amatorio con un podemos y debemos ser felices.