Todo comenzó con la primera aplicación, luego fue la segunda y ahora ya hemos perdido la cuenta. Las relaciones esporádicas, los encuentros casuales, la desestigmatización de las citas en la red han procurado que las parejas, las segundas oportunidades, las nuevas formas de amar se gestionen en el móvil.
Esto que parece baladí no anula las otras formas de amar que se siguen utilizando en mayor o menor medida según apunta un estudio realizado en el Instituto Nacional de Estudios Demográficos de Francia liderado por Marie Bergström, socióloga, a lo largo de diez años de análisis de datos anónimos de un archivo de una web de citas en la red que ahora publica en el libro Las nuevas leyes del amor.
Conocer a una persona en una clase, en una fiesta de amigos, en el trabajo o en la universidad, anula de golpe todas esas preguntas que los usuarios on line deben contestar a la hora de ser preguntados en un cuestionario. La química llega cuando conocemos a alguien en directo y estas formas de búsqueda del amor anulan de todo punto esa posibilidad aunque la persona interesada ponga exactamente sus prioridades, gustos y otras característica que la definan. Conocer a una persona comienza por darle al click y luego establecer correos, llamadas y quizá se dilata en el tiempo hasta que tienen lugar las quedadas a posteriori, para determinar si es o si puede llegar a ser lo que a primera vista nos gusta.
Aunque parece que la proliferación de las citas o ligues en la red son cada vez más numerosas, lo cierto es que solamente un tercio de los solteros es usuario de las mismas. Estos tratan de formalizar relaciones con desconocidos porque les cuesta llegar a una persona de su edad o de sus mismos gustos en los entornos cotidianos, si bien el resto de los usuarios, son personas divorciadas, separadas que rondan entre la cuarta o quinta década de la vida, sobre todo en Europa.
La cuestión de ligar se complica más allá de los cincuenta. Bien porque realmente no se tiene práctica de ligar o bien porque no sabes lo que buscas. Recuperar la confianza, mostrarte tal y como eres, subir la autoestima del pozo en el que se encuentra y pensar que esta oportunidad será la definitiva puede hacer que te lances a encontrar a una persona afín y a salir de la zona de confort porque las personas no aparecen, hay que buscarlas.
Los amigos, el entorno, la mayor parte de las personas que conozcas ya tendrán pareja y por tanto servirán de poco a la hora de animarte a encontrar a tu amor. Salir con personas que estén libres, en grupo o solo, puede hacer que puedas empezar a pensar en una nueva oportunidad para el sexo, relaciones serias o si no te ves con fuerza, salir de forma esporádica con personas que no quieran compromiso como tú. Las ideas preconcebidas que nos llevan a encontrar a alguien solo si sientes mariposas en el estómago o si hay una química puede ser importante, pero esto rara vez sucede y se irán diluyendo con la edad porque, en la mayor parte de las personas, sucede alguna vez, pero no todas las parejas que se han formado sintieron eso al principio, nunca lo llegaron a sentir pero se sienten bien juntas.
El resto de las aplicaciones de encuentros casuales o solamente para mantener sexo como Ashley Madison son usuarios comprometidos los que llegan a la red para mantener relaciones con otras personas con las que, en la vida real hubiera sido impensable. Desinhibirse, poder expresar apetencias o gustos en particular, hace que este fenómeno social comience a proliferar en todos los rangos de edad. Aunque las mujeres tardan en confesar que solamente buscan abiertamente sexo, lo cierto es que ellas buscan formar una familia o una segunda oportunidad frente a ellos que lo confiesan abiertamente y como pueden optar a varias personas a la vez, en los dos primeros años de ser usuarios de plataformas, raramente se comprometen.
Las mujeres siguen siendo las más activas en todas las apps ya que cerca del 80 % confiesan no tener reparo a la hora de apuntarse y con ello, mantienen su imagen social intacta aunque exploten en secreto su sexualidad con desconocidos; algo que hasta ahora era impensable. En ese sentido siguen siendo más honestas que los varones que dicen que solamente buscan aventuras sin más. Los varones son algo más reticentes a la hora de inscribirse pero una vez que lo hacen mantienen varias relaciones abiertas hasta que encuentran una pareja estable.
El reto es darle al click. Todo lo demás, aunque solo sea por ampliar tu círculo de amistades, está hecho. Internet nos abre al mundo del amor, de las relaciones o del sexo; algo que hace una década hubiera sido impensable.