La embajada de Marruecos en Noruega hizo público un comunicado el 20 de mayo de 2019 en el que menciona que la situación de su país en el Sahara es la misma que Inglaterra en Gibraltar ejerciendo “el poder de administración” o potencia administradora desde 1976, según afirma que mantiene la ONU, negando que sea “el ocupante” del territorio.
Lo cierto es que tanto el Sahara como Gibraltar, como por ejemplo también las islas Malvinas, figuran en el listado de diecisiete territorios no autónomos y por lo tanto, en el comité de descolonización. La ONU ratificó en 1990 que es el pueblo saharaui quien debe pronunciarse sobre la soberanía del territorio. Ningún país del mundo reconoce la soberanía marroquí del Sahara.
La embajada hace este pronunciamiento tras la expulsión del Sahara de dos miembros de la ONG Rafto for Human Rights, Kjersti Brevik Moeller y Vegard Fosso Smievoll, quienes pretendían acudir al juicio a la periodista saharaui Nazha El Khalidi.
Marruecos ha criticado que los dos noruegos expulsados lo fueron por querer provocar “deliberadamente un incidente” mientras medios marroquíes califican a los dos observadores así como a los cinco abogados españoles de “alborotadores”–el Consejo General de la Abogacía Española ha defendido su presencia y ha protestado por lo ocurrido-.
La embajada marroquí señala que dos estudiantes noruegos no pueden ser observadores y que no estaban acreditados y que deberían “dejar de provocar incidentes”.
Por último cifran, según datos de la Unión Europea de 2015, los refugiados saharauis de Tinduf en 150 000, mencionando que suponen entre el 15 y 20 % de la población saharaui.
Lo que no mencionan son los datos de la ONU del año pasado que censa 173 600 refugiados dentro de los campos de Tinduf.
La embajada, que dirige Lamia Radi, mandó este comunicado a medios noruegos que informaron del incidente, pero no quisieron responder a dos sencillas preguntas que les plantearon medios noruegos, porqué no permiten que la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) sobre el terreno vigile los derechos humanos en el territorio del Sahara y dado que argumentan que los refugiados en Tinduf representan apenas el 15-20 % de la población total saharaui, porqué no se permite un referéndum de autodeterminación, ya que con ese porcentaje ganarían mayoritariamente las tesis promarroquíes en la posible consulta.
Hay que recordar que en Noruega están muy sensibilizados con los temas del Sahara y Marruecos. Una turista noruega, Maren Ueland, fue junto con una joven danesa, una de los dos víctimas de una célula del Daesh el pasado diciembre de 2018 en Imlil, cerca de Marraquech.
Graves incidentes de las relaciones exteriores de Marruecos
Lo sucedido rememora dos recientes y sonados incidentes diplomáticos protagonizados por Marruecos el año pasado, uno de ellos también relacionado con el Sahara.
El primero sucedió en la ONU en septiembre de 2018 cuando el propio jefe del Gobierno, Saadedín El Ozmani, se entrevistó con el ministro de Exteriores de Kosovo, Behgjet Pacolli, subiendo una foto del encuentro a una red social señalando: “Me he reunido con un funcionario de Kosovo que participa en la asamblea general de la ONU”.
Kosovo es un estado no reconocido por Marruecos y el hecho sucedía poco después de la visita del ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, a Serbia, donde reiteró que no reconocerían a la antigua provincia autónoma yugoslava, cuya religión mayoritaria es la musulmana, ya que no quieren enojar ni a Serbia, ni a Rusia, miembro del Consejo Permanente de Seguridad de Naciones Unidas.
Hay que recordar que, paradójicamente, Serbia –que recoge los compromisos de la antigua Yugoslavia- junto con Albania fueron los dos únicos países de Europa en reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Tras darse cuenta de lo ocurrido El Ozmani intentó rectificar y tras borrar la foto, escribió un nuevo texto: “Un caballero de Kosovo impuso su presencia. No hemos discutido las relaciones bilaterales ni el establecimiento de contactos. La posición de Marruecos es no reconocer a Kosovo ni tener relaciones”.
Sin embargo la foto, todos relajados y sonrientes y su primer mensaje, dejaron en evidencia la rectificación del jefe de Gobierno marroquí. Como es lógico, lo sucedido trascendió en Serbia donde la prensa reflejó acertadamente que Marruecos no es un país fiable en las relaciones diplomáticas.
También la prensa marroquí criticó lo ocurrido preguntándose qué clase de diplomacia estaba ejerciendo y que lo ocurrido fue un paso en falso que afecta a los intereses estratégicos del país.
El segundo incidente ocurrió poco antes en Chile, cuando la embajadora marroquí desde 2016, Kenza El Ghali, invitó en agosto de 2018 a su homólogo iraní en la capital chilena, Abolfazi Khazaee, a un Congreso Internacional sobre ‘La diplomacia cultural, un puente de diálogo entre las civilizaciones’, organizado por la legación diplomática marroquí.
Lo llamativo del caso es que se produjo tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Marruecos e Irán al que el Gobierno marroquí acusaba de suministrar, a través de Hezbolá, armas al Frente Polisario. El embajador iraní, por cierto, aceptó la invitación.
Una vez publicado y hecho público el escándalo, el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí pidió explicaciones a la embajadora, quien, en un alarde de sinceridad que da imagen de cómo funciona la diplomacia marroquí, dijo no haberse enterado de la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán.
En el pequeño descargo decir que no es diplomática de carrera sino profesora –de hecho, hizo estudios de posgrado en España- y además fue diputada del Partido Istiqlal. No obstante lo ocurrido, sigue en el cargo. Como todos los embajadores marroquíes son nombrados directamente por el rey Mohamed VI.