A lo largo de casi dos siglos la dinastía de los Brueghel revolucionó en los Países Bajos la estética y los contenidos de un movimiento artístico que culminó en lo que se conoce como la edad de oro de la pintura flamenca.
Una extensa muestra llega ahora al Palacio de Gaviria de Madrid con cien obras de los distintos pintores de las cinco generaciones de los Brueghel, a las que acompañan las de otros treinta artistas como Rubens, El Bosco, Hendrick van Balen o David Teniers.
El itinerario se inicia con la obra del patriarca de la generación, Pieter Brueghel el Viejo (1525-1569), una obra influida por las fantásticas visiones del Bosco que el pintor descubrió en el taller de Pieter Coecke van Aelst, donde inició su formación. Trabajó durante los años en los que España, a través del duque de Alba, enviado de Felipe II, intentaba la conversión al catolicismo de los protestantes de los Países Bajos.
En este primer apartado, titulado “El juicio moral, entre la salvación y la condena”, la tensión religiosa de aquellos años se refleja también en la pintura del iniciador de la saga de los Brueghel a través de las figuras de campesinos a quienes el pintor sitúa en escenas rurales y en paisajes frondosos. A esta época pertenecen “La Resurrección”, “El Juicio Final” y el grabado “Pelea por dinero”. Esta observación del entorno por parte de Pieter Brueghel el Viejo fue asimilada por sus dos hijos (de distintas mujeres) Pieter Brueghel el Joven y Jan Brueghel el Viejo, que a su vez la transmitieron a sus descendientes.
Un segundo espacio está dedicado a “La reina naturaleza”, que recoge las obras producidas bajo las reformas protestante y calvinista. Frente al ideal del hombre renacentista, Pieter Brueghel el Viejo dio protagonismo a la naturaleza. Sus paisajes a vista de pájaro reducen las figuras humanas a diminutos elementos que se confunden con la naturaleza. Su hijo Jan Brueghel el Viejo (1568-1625) continuó esta línea con “Paisaje con la parábola del sembrador”, que aquí se acompaña con obras de su coetáneo Jacob Griemmer: “Paisaje del río con bañistas” y “Una aldea con campesinos”.
“Soldados y cazadores bañados en luz invernal” es el espacio donde se recoge una de las obras estrella de esta exposición, “Trampa para pájaros”, una copia realizada por Pieter Bruegel el Joven de una obra original de su padre. También hay originales de Pieter Brueghel el Joven con escenas de soldados, cazadores y campesinos borrachos. A esta época pertenece “Aldea flamenca en invierno”.
Uno de los espacios más fascinantes de esta exposición recoge las “Alegorías, historias maravillosas” de Jan Brueghel el Joven, terminadas gracias a la ayuda de Rubens. A través de estas alegorías el artista quiso explicar conceptos como el amor, la paz, los elementos de la naturaleza y los diferentes sentidos: olfato, oído, gusto, etc. También se representan las alegorías del fuego, la tierra, el aire y el agua relacionadas con la filosofía clásica, con obras de Ambrosius Brueghel, hijo de Jan Brueghel el Viejo.
Con la aparición de una emergente burguesía, la ciudad de Amberes se convirtió en un importante centro económico a donde acudían mercaderes de toda Europa. La pintura inmortalizó la vida de estos mercaderes y de los viajeros de tránsito en la ciudad. “Barcos de vela junto a un castillo”, “Viajeros con carro en un camino rural” de Jan Brueghel el Viejo, y “Camino del mercado”, de Jan Brueghel el Joven se inscriben en esta sección.
Hubo en aquellos años un movimiento pictórico dedicado a representar el género floral con bodegones a través de los que se transmitía un mensaje moralizante sobre el paso del tiempo, representado por las flores marchitas, tanto autóctonas como las que llegaban de América y Oriente. Otra variante, la del bodegón flamenco, ensalzaba lo raro y lo exótico. Abraham Brueghel (hijo de Jan Brueghel el Joven) representó esta tendencia en “Naturaleza muerta con ave exótica”.
Finamente, la sección más importante junto con las alegorías, es la que cierra la exposición bajo el título “El baile de los pobres”. Son retratos de la vida cotidiana protagonizada por personajes de los estamentos más bajos: campesinos castigados por la dureza de la vida, mendigos, borrachos y figuras anónimas. Son los últimos de la sociedad de aquellos años, a quienes los Brueghel convierten sin embargo en protagonistas.
Aquí está la vida en toda su diversidad y esplendor, con fiestas populares, juegos, ritos y tradiciones, como las seis tablas de la boda campesina que recorre todas las etapas de la celebración. Las obras de Pieter Brueghel el Joven representan este género en “Un gaitero y un caminante en una aldea” y “Siete obras de misericordia”.
- TÍTULO. Brueghel. Maravillas del arte flamenco
- LUGAR. Palacio de Gaviria. Madrid
- FECHAS. Hasta el 12 de abril de 2020