Desde que apareció el Covid-19 hemos conocido unas “modernas protecciones” para el personal sanitario, ya que están en la primera línea asistiendo a quienes enferman por el bicho ultra contagioso, ¡qué menos! ¿Verdad?
No cabe duda de que la salubridad va a ser la tónica de esta “nueva normalidad”, no hay más que ver el esfuerzo colosal hecho por los poderes públicos para las prevenciones a tiempo de la gente; y después las consiguientes protecciones que ha tenido la población, empezando por los colectivos profesionales que están más en contacto con personas vulnerables, y en general quienes están de cara al público.
Si las autoridades públicas han hecho semejante esfuerzo para amparar a la población y sus profesionales, suministrando todas esas “nuevas protecciones” tan eficaces, no nos cabe duda alguna de que verdaderamente su prioridad es el bienestar de las personas… ¡faltaría más o menos!
¡¿Y qué decir de las personas que han muerto?! Vidas truncadas, arrebatadas… ante familiares rotos de dolor, que han perdido seres queridos en una pesadilla de separación y ausencia, sin un cálido acompañamiento.
Las comparecencias diarias, los telediarios, la publicidad… toda la maquinaria de poderes fácticos y no fácticos engrasadas para que la vida siga resultando estupenda, fantástica y “chupiguay”, mientras las personas fallecidas vienen resultándoles un número aséptico en unos bailes de estadísticas, que a ver quién es la guapa o el guapo que hoy en día se las cree…
NORMALIDAD NOVEDOSA
El poder disfrazado de “novedad” espanta
y tanta frialdad estadística, no se aguanta.