Durante buena parte del primer capítulo de la serie española para televisión La Unidad estuve sin muchas ganas de seguir con ella, pero finalmente decidí verla entera porque uno acaba por percibir que esta serie de 2020 es un producto cinematográfico/televisivo muy bien hecho, tanto que merece la pena complacerse con un buen artefacto que quizás no necesite ser una obra de arte.
Y una vez vista completa, sus 300 minutos, sus seis capítulos, me han resultado una experiencia cinematográfica magnífica. Viendo La Unidad uno disfruta de contemplar una dirección vibrante y clara que se aprovecha notablemente bien de un guion excelentemente escrito, una fotografía magnífica y un elenco interpretativo absolutamente primoroso en el que TODOS los actores, absolutamente todos, llevan a cabo interpretaciones descomunales, convincentes, desgarradoras, divertidas cuando se requiere, profesionales, únicas.
Creada y dirigida por Dani de la Torre y Alberto Marini, escrita por ambos y por Amélia Mora, fotografiada por Josu Inchaustegui, su reparto actoral es extenso y procuraré citar ahora a la mayoría de sus extraordinarios componentes: Nathalie Poza, Michel Noher, Marián Álvarez, Luis Zahera, Raúl Fernández, Carlos Blanco, Fele Martínez, Alba Bernabé, Francesc Orella, Pepo Oliva, Amina Leony, Miquel Insúa, Fariba Sheikhan, Mekki Kadiri, Abdel Hamid Krim, Omar Ben Talef, Mourad Ouani, Moussa Echarif, Bouzan Hadawi, Said El Mouden.
Por centrarme en dos de ellos, las descomunales interpretaciones de Poza y Noher, que de alguna manera podríamos creerles los protagonistas de esta película tan coral, son de una categoría memorable, de las que impresionan de verdad, hondamente.
Policías para prevenir que además, en ocasiones, han de ser jueces instantáneos: la línea imposible entre el mal indudable y la inocencia protegida. Seres humanos que sufren, combaten, ríen, lloran, aman, cesan en su amor, provocan, reparan, salvaguardan.
Y enfrente, el sinsentido rodeado de todos los productos de la razón para aterrorizar a quienes en realidad nada malo han hecho. Y por sobre todas las cosas, la lucha contra el tiempo extorsionado por quienes a sus sueños quieren llegar trastornando el mundo.
Una de polis buenos, sí. Un excelente producto para el entretenimiento repleto de verdad y brillante ficción satisfecha de credibilidad.