Una investigación de Amnistía Internacional (AI) ha revelado que la empresa israelí NSO Group, que actualmente, comercializa su tecnología para la lucha contra la COVID-19, contribuyó a una campaña continua del gobierno de Marruecos para espiar al periodista Omar Radi.
AI concluyó que el teléfono de Omar Radi había sido objeto de diversos ataques mediante el uso de una sofisticada nueva técnica que había instalado de manera silenciosa el tristemente célebre software espía Pegasus, de la empresa NSO Group.
Los ataques se produjeron durante un periodo en el que las autoridades marroquíes estaban hostigando reiteradamente a Radi por su independencia profesional y que le costó incluso ingresar en prisión unos días y una posterior condena, que ha recurrido.
Uno de los ataques tuvo lugar tan sólo unos días después de que NSO Group se comprometiera a que sus productos no se volverían a emplear para perpetrar abusos contra los derechos humanos y continuó al menos hasta enero de 2020.
«Es evidente que no se puede confiar en NSO Group. Al tiempo que llevaba a cabo una campaña de relaciones públicas para limpiar su imagen, sus herramientas estaban permitiendo la vigilancia ilegítima de Omar Radi», declaró la directora adjunta de Amnesty Tech, Danna Ingleton.
«Incluso tras mostrarle a NSO Group pruebas inquietantes de que su software espía se estaba utilizando para vigilar a activistas en Marruecos, al parecer la empresa decidió conservar al gobierno marroquí como cliente». De hecho, el gobierno de Marruecos es cliente activo de la empresa israelí, al menos, hasta enero de 2020.
Omar Radi ha criticado abiertamente el historial del gobierno de Marruecos en materia de derechos humanos y ha denunciado la corrupción y los vínculos entre intereses empresariales y políticos en el país, entre ellos el conocido como ‘servidores del estado’ que implicaba al entonces embajador de Marruecos en España, Mohamed Fadel Benyaich.
Amnesty Tech llevó a cabo un análisis forense del iPhone de Omar Radi en febrero de 2020 que reveló que el dispositivo era objeto de una serie de ataques de «inyección de red».
Mediante la citada inyección de red, los atacantes pueden vigilar, interceptar y manipular el tráfico de Internet del objetivo. El navegador web del teléfono se redirige a un sitio web malicioso, sin que sea necesaria ninguna acción por parte del objetivo. Acto seguido, el sitio web malicioso instala de manera silenciosa el software espía Pegasus en el teléfono.
Una vez instalado el software Pegasus, el atacante tiene acceso total a los mensajes, correos electrónicos, medios de comunicación, micrófono, cámara, llamadas y contactos del teléfono. Los ataques de inyección de red son sumamente difíciles de detectar para la víctima, ya que dejan pocas señales.
Los datos forenses extraídos del teléfono de Omar Radi indican que los ataques de inyección de red tuvieron lugar los días 27 de enero, 11 de febrero, y 13 de septiembre de 2019. NSO Group se comprometió públicamente a cumplir los Principios rectores sobre las empresas y los derechos humanos de la ONU el 10 de septiembre de 2019.
El navegador del teléfono de Omar Radi se dirigió al mismo sitio web malicioso que Amnistía Internacional había hallado en el ataque contra el intelectual y activista marroquí Maati Monjib, como reveló el informe ‘Morocco: Human Rights Defenders Targeted with NSO Group’s Spyware’ publicado el 10 de octubre de 2019.
El 2 de octubre de 2019 se proporcionó por adelantado a NSO Group una copia del informe. El sitio web malicioso se cerró el 6 de octubre, días antes que Amnistía Internacional hiciera públicas sus conclusiones. Sin embargo, nuevas pruebas demuestran que ataques similares de inyección de red del teléfono de Omar Radi continuaron hasta el 29 de enero de 2020, a través de un sitio web diferente.
Cuando Amnistía Internacional compartió sus nuevas conclusiones con NSO Group, la empresa ni confirmó ni desmintió que las autoridades marroquíes estuvieran utilizando su tecnología.
«NSO Group debe responder a preguntas muy importantes relativas a las acciones que tomó cuando se le mostraron pruebas de que su tecnología se estaba empleando para cometer violaciones de derechos humanos en Marruecos. ¿Por qué no rescindió el contrato con las autoridades marroquíes? Someter a periodistas y activistas a intimidación mediante vigilancia digital invasiva vulnera el derecho a la privacidad y el derecho a la libertad de expresión de estas personas», sostiene Danna Ingleton.
Amnistía Internacional y otras personas y entidades han documentado una constante utilización del software espía Pegasus de NSO Group contra la sociedad civil.
Así, se ha utilizado en ataques contra periodistas y miembros del Parlamento de México; los activistas saudíes Omar Abdulaziz, Yahya Assiri y Ghanem Al-Masarir; el galardonado activista de derechos humanos emiratí Ahmed Mansoor; un miembro del personal de Amnistía Internacional; y, al parecer, su utilización guarda relación con el asesinato del disidente saudí Jamal Khashoggi.
[…] hemos publicado en este periódico, en Marruecos se espió al periodista Omar Radi, y otros periodistas espiados por Marruecos, fuera de Marruecos, además de Ignacio […]
[…] (AI) asegura que tiene pruebas de que los teléfonos móviles de Monjib y de Radi fueron intervenidos y espiados por la empresa israelí NSO Group que trabaja únicamente por encargo de gobiernos, aunque el ejecutivo marroquí lo ha […]
[…] internacionales y uno en Marruecos, en la que señalaba que el Gobierno marroquí había usado la tecnología de la empresa israelí NSO Group para espiar el teléfono del periodista Omar […]
Espías de alta ficción pero, real como la vida misa. Así funcionan las cosas en Marruecos con periodistas y medios de comunicación, salvo contadisimas excepciones. Dictadura de «alta o rastrera tecnología». ¿ Hacen lo mismo con el Rey y sus corruptos colaboradores, incluido el Ejercito y la Gendarmeria, salvo alguna que otra excepción ?. El país esta para salir corriendo de él. Visitarlo es todo un riesgo dado el rosario de reivindicaciones que hacen un día si y el otro también diferentes segmentos de la población más empobrecida y a la que se trata con ano dura. Un país sin medios democráticos, con libertad de expresión es, simplemente, en este caso concreto, un Reino DICTATORIAL. Los hechos lo demuestran. Algún día la gota llenara el baso y entonces veremos que pasa.