Osama Bin Laden: ¿terrorista, criminal o… mártir? El Primer Ministro paquistaní, Imran Khan, sorprendió a propios y a extraños al afirmar ante los miembros del Parlamento de Islamabad que el jefe de Al Qaeda murió como mártir en 2011, cuando un comando de las fuerzas especiales estadounidenses asaltó su escondite de Abbottabad, situado a escasos kilómetros de la Academia Militar de Paquistán. La zona, estrechamente vigilada por el ISI – todopoderoso servicio de inteligencia militar – resultó ser un blanco excesivamente fácil para los “rambos” norteamericanos, que ejecutaron la misión en un cuarto de hora. Un operativo impecable, cuidadosamente preparado, que no encontró resistencia alguna por parte de los guardianes del edificio, combatientes de élite de la agrupación islamista capitaneada por el multimillonario saudí.
El jefe del Gobierno paquistaní provocó la ira de los parlamentarios al afirmar que los militares estadounidenses vinieron a Abbottabad para matar a Osama Bin Laden, para convertirle en mártir. Luego, el mundo empezó a maldecirnos, a hablar mal de nosotros (los paquistaníes), manifestó Khan.
Los líderes de los partidos políticos no dudaron en tildar al Primer ministro de amenaza para la seguridad nacional. Una actitud ésta muy acorde con la versión oficial de las autoridades, empeñadas en defender la tesis de que el ejército paquistaní había combatido a los talibanes de Bin Laden.
Cierto es que después de la derrota de Al Qaeda en Afganistán, los militares paquistaníes combatieron contra los talibanes que cruzaron la frontera buscando un refugio seguro en el país vecino. Esa operación limpieza causó numerosas bajas en el seno del Ejército. No es menos cierto que a la hora de emprender su retirada estratégica, el saudí se decantó por las montañas de la vecina Paquistán.
¿Pura casualidad? Bin Laden mantuvo buenas relaciones con la inteligencia militar de Paquistán. Cabe suponer que el ISI conocía su escondite. Más aún; que lo había protegido. Las versiones sobre su localización y ejecución varían. El afamado periodista norteamericano Seymur Hersh, premio Pulitzer, refutó la versión oficial de la Casa Blanca, que atribuyó el éxito del operativo relámpago de Abbottabad a la labor de la CIA. Hersh afirmó que los americanos recibieron un soplo de un oficial paquistaní, que suministró detalles a los servicios de inteligencia a cambio de una cuantiosa recompensa y un permiso de residencia estadounidense.
Edward Snowden, el artífice de Wikileaks, asegura que Osama no murió en Paquistán. Fue trasladado, junto con su familia, a Bahamas, donde vive custodiado por un ejercito de agentes de la CIA.
Más discretos, los familiares de Bin Laden confesaban en conversaciones privadas, que se les había informado acerca del paradero del líder de Al Qaeda, localizado por la inteligencia militar estadounidense en las montañas paquistaníes, cercado por unidades de élite, que garantizaban su integridad física.
¿Qué sucedió realmente? ¿Volverá a aparecer el caudillo de los talibanes? Su vida, al igual que su muerte, genera quebraderos en cabeza en Washington, Londres, París o Riad. El incidente de esta semana en el Parlamento de Islamabad podía haber pasado inadvertido si no fuera por la palabra tabú pronunciada por el Primer Ministro Imran Khan. ¡Shahid! – mártir. En la cultura musulmana, al shahid se le venera más que a un santo. Es el motivo por el cual la Administración Obama trató de borrar todas las huellas terrestres de Bin Laden.
¿Osama, shahid? La polémica está servida.