Juan De Dios Ramírez-Heredia¹
El día 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, los gitanos y las gitanas se acercan en todo el mundo a la ribera de los ríos para arrojar pétalos de flores que, flotando sobre las aguas, atravesando fronteras, simbolizan el sentimiento de libertad de un pueblo que considera la tierra toda como patria universal del género humano.
Luego se depositarán luces flotantes sobre las mansas aguas en recuerdo de nuestros antepasados, especialmente del más de medio millón que murieron en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
En esta época especialmente dura que nos ha tocado vivir, cuando nuestra gente está siendo objeto de cruel persecución en países de vieja tradición democrática; cuando quienes huyendo del hambre y la miseria de sus países de origen creen encontrar en la vieja y próspera Europa una esperanza de vida más humana y son expulsados como lo están siendo en la actualidad, hay que levantar la voz para reclamar de los gobernantes y de la sociedad un gesto de solidaridad para no perder del todo la esperanza.
El día 8 de abril debemos salir a la calle con una sonrisa y la mano tendida a quien quiera estrechárnosla. Y a quienes nos escuchen debemos decirles como somos en realidad. Que nuestro pueblo no se parece en nada a la imagen pervertida y falsa que se está ofreciendo de nosotros en algunos medios.
El día 8 debemos sentir el orgullo de pertenecer a un gran pueblo. Somos más de catorce millones de personas repartidos por todo el mundo. Catorce millones de seres humanos con una historia común, con una lengua común, con una cultura en gran medida compartida y con el deseo manifiesto de querer seguir siendo lo que somos: gitanos y gitanas del siglo veintiuno.
El Congreso de Londres, un sueño que parecía inalcanzable
Han pasado ya cincuenta años desde que el 8 de abril de 1971 nos reunimos en Londres un grupo de gitanos y gitanas procedentes de veintiocho países de todo el mundo para hablar de nuestro presente de entonces, pero, sobre todo, para reflexionar sobre nuestro futuro.
Aquello fue un acontecimiento único, absolutamente impensable para muchos de nosotros. Allí descubrimos que existía, de forma latente, un deseo compartido por una numerosa élite gitana internacional de ser nosotros, y solo nosotros, los artífices de nuestro destino y los administradores de nuestra libertad.
En aquel cónclave autoconvocado destacaban un numeroso grupo de personas procedentes de los países comunistas de entonces. Y no lo olvidemos: en Rusia y sus países satélites vivían las tres cuartas partes de los gitanos europeos. Por eso despertó en nosotros un gran interés lo que pudieran contarnos los gitanos y gitanas que venían de aquellos países. En 1971 el «Telón de Acero y el «Muro de Berlín» parecían murallas inexpugnables.
Grandes logros del Congreso de Londres
Quienes tuvimos la inmensa suerte de participar en aquel encuentro dijimos que deberíamos tener una bandera que nos representara. Y la aprobamos: la azul y verde.
Que un himno universal acompañara nuestras celebraciones. Y Jarko Jovanovich lo compuso con su balalaika.
Que debíamos obtener el reconocimiento de la Naciones Unidas, y en 1978 lo logramos.
Que debíamos crear una institución académica para que trabajara en la normalización y estandarización de nuestra lengua, el rromanó. Y en la Universidad René Descartes de París, Marcel Courthiade, que Dios tenga en su Gloria, se hizo cargo de esa importantísima misión.
Y para culminar un proyecto político, donde todos los gitanos del mundo se sintieran acogidos y representados, nació la Unión Rromaní Internacional.
Nombres para la historia
El primero de todos es Vanko Rouda, fundador del Comité Internacional Gitano y junto a él su hermano Leula y Grattan Puxon, el secretario general de aquel encuentro. Ellos fueron el motor y el alma del congreso.
Y junto a ellos Slobodan Berbeski, presidente del Congreso y el doctor Jan Cibula, elegido primer presidente de la Unión Rromaní Internacional. Jarko Jovanovich, compositor del Gelem Gelem, y Raya Rudikova gitana de origen ruso. Y muchos más que harían muy larga esta lista.
Y también en España
El Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad el día 10 de marzo de 2017 instar al Gobierno a declarar oficialmente el 8 de abril como Día del Pueblo Gitano, así como a reconocer la bandera gitana azul y verde con una rueda roja de dieciséis radios y el Gelem Gelem como himno: «La finalidad es que estos símbolos puedan ser utilizados protocolariamente en las conmemoraciones, actos y eventos institucionales relativos al Pueblo Gitano».
El Consejo de Ministros de España aprobó el 6 de abril de 2018, el reconocimiento del día 8 de abril como el día del Pueblo Gitano, tal y como se viene haciendo en el Consejo de Europa y en distintos países de nuestro entorno. Y el Pleno del Senado de España se unió a esta celebración mediante una solemne declaración institucional.
Desde la Unión Romani hacemos un llamamiento a todos los ciudadanos para que se unan a nosotros en esta fecha de tan amplio relieve internacional.
- Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya es abogado y periodista, presidente de Unión Romaní
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