Las manifestaciones conmemorativas del primero de mayo han reunido en Francia ciento cincuenta mil personas en un total de 298 localidades. En París la manifestación convocada por las organizaciones sindicales con participación del movimiento de los gilets jaunes, y de los intermitentes del espectáculo reunió cerca de treinta mil manifestantes.
De la plaza de la República a la plaza de la Nación, la manifestación parisina reunió a las principales centrales sindicales (CGT, FO, Sud, FSU, Unsa) en un primero de mayo jornada de manifestaciones por «la defensa del empleo, los salarios, los servicios públicos, la protección social, las libertades y la paz en el mundo». La CFDT (de orientación socialdemócrata) estuvo ausente en cambio de esta movilización unitaria.
Dos manifestaciones convocadas una por el movimiento de Gilets jaunes reclamando la dimisión de Macron, y otra por los trabajadores intermitentes del mundo del espectáculo que ocupan desde el pasado 4 de marzo un centenar de teatros en todo el país, se unieron a la manifestación sindical.
Recordemos que el mundo de la cultura y del espectáculo ha sido completamente paralizado por las medidas liberticidas del actual gobierno, que ha considerado la cultura como una actividad «no esencial», en el marco de la actual pandemia de Covid.
Jornada internacional de lucha de los trabajadores, y no «fiesta del trabajo» como asegura la neo lengua liberal, este primero de mayo 2021 se caracterizó así en Francia por una fuerte movilización contra la política antisocial de Emmanuel Macron.
Con la excusa del estado de urgencia sanitario, Macron sigue destilando su política de destrucción de los servicios públicos, de reducción de los subsidios de desempleo y de apoyo financiero a las grandes empresas que aprovechan la situación para reducir sus efectivos, con un enorme aumento del paro, mientras aumenta la deuda pública.
Si por el momento el teletrabajo y la indemnización del desempleo parcial han contenido la explosión social, cabe precisar que Macron ha presentado ya en Bruselas su proyecto de drástico plan de austeridad en «compensación» de los créditos obtenidos. Aunque por el momento paralizada la «reforma del sistema de pensiones» por puntos, sigue siendo uno de los objetivos declarados de Macron. Un dispositivo destinado a liquidar el sistema solidario de pensiones en Francia.
¿Quién debe pagar la crisis actual? ¿Los trabajadores y las clases medias o bien los multimillonarios que se enriquecen gracias a la crisis sanitaria? Las pancartas de este primero de mayo denunciaban al «gang de profiteurs», los grandes multimillonarios que se han enriquecido con la actual crisis, pidiendo que sean ellos los que paguen los platos rotos y no los trabajadores.
«Guerra al paro, no a los parados» apuntaban los intermitentes del espectáculo que denuncian la recién aprobada reforma del subsidio de desempleo, que se aplicará a partir del mes de julio con dramáticas consecuencias para los parados. Numerosas las pancartas y llamadas a la demisión de Macron que llega en 2022 al final de su mandato.
Un fuerte contingente de trabajadores inmigrantes «sans papiers», sin documentos de identidad, apoyados por la CGT, se han manifestado así mismo para reclamar su regularización y denunciar la hipocresía del «trabajo clandestino» o no declarado, que es practicado por numerosas empresas.
No obstante, la violenta represión policial que hemos vivido en Francia en estos últimos tres años, contra el movimiento de los gilets jaunes y contra el movimiento sindical, y pese al miedo y la intimidación provocados por la política arbitraria y liberticida del gobierno, la fuerte movilización de este primero de mayo muestra que la esperanza se ha echado de nuevo a la calle, con una movilización pacífica, pero firme y determinada.
Este primero de mayo ha sido una nueva ocasión de reiterar que la libertad de expresión, de manifestación y de reunión no se negocian en democracia, con pandemia o sin pandemia. Si es necesario con máscaras, pero siempre sin mordazas.
Sin embargo, No han faltado tampoco en esta ocasión provocaciones de elementos encapuchados que atacaron al final de la manifestación en París al servicio de orden de la CGT, sin que la policía hiciera nada para impedirlo, y que fueron pretexto en cambio para que los antidisturbios cargaran brutalmente y de forma indiscriminada contra los manifestantes.